Viajar a Córdoba por turismo
¿Cuáles son los grandes atractivos de Córdoba en turismo? ¿Qué se puede hacer en esta hermosa ciudad? ¿Qué información práctica debes saber antes de viajar hasta ella? Esas son algunas preguntas a las que trataremos de dar respuesta en las siguientes líneas para que puedas disfrutar al máximo de uno de los destinos más fascinantes de toda Andalucía.
Contenidos
No tendría ningún sentido venir a Córdoba de turismo y no conocer su historia, pues esta ciudad ha sido las más importante del sur de la Península Ibérica durante mucho tiempo. Y durante el periodo califal, en la Edad Media, fue uno de los centros políticos y culturales más destacados del mundo. Por ello, para poder admirar sus plazas y monumentos, es imprescindible conocer un poco mejor todo lo que ha dado de sí este lugar en el pasado.
La Córdoba romana y visigoda
Aunque parece confirmada la existencia en esta zona de un núcleo poblacional ‘protourbano’ de época tartésica y se teoriza con el hecho de que pudo haber sido creada posteriormente por el cartaginés Amílcar Barca (padre del famoso Aníbal), lo más aceptado es que la ciudad fue fundada por los romanos, con el nombre de Corduba. Fue en el 169 a.C. y su artífice fue el entonces pretor Marco Claudio Marcelo, que luego fue cónsul. Y ya desde sus orígenes fue un lugar de prestigio, pues fue habitada principalmente por patricios procedentes de la misma Roma.
Este hecho y su progresivo aumento poblacional propició que se convirtiera en capital de la Hispania Ulterior, una de los dos provincias que tuvo Hispania en época republicana. Poco a poco fue monumentalizándose, limitando el uso del adobe y aumentando el de los mármoles y las calizas. Y aquí estuvo destinado uno de los personajes más famosos de la historia de Roma: Julio César, que fue cuestor y, según contó el poeta Marcial, plantó un plátano en lo que hoy son los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos. Este político y militar ganó una batalla en las cercanías de Córdoba (Munda) contra el bando de Pompeyo, que le abrió las puertas del poder de Roma.
Posteriormente, en época imperial, fue igualmente capital de la Hispania Ulterior Baetica, manteniendo su importancia política, social y cultural: tenía foro, teatro, acueducto y anfiteatro, entre otras estructuras importantes. Y además, fue el lugar de nacimiento de uno de los mayores filósofos del Imperio Romano y de toda la historia en general: Séneca. Las mejores muestras de todo ello para quienes vienen a Córdoba de turismo son el enorme puente romano sobre el Guadalquivir (331 metros de longitud, todos peatonales) y el templo romano, con pilares y fustes construidos en el siglo XX para poner el conjunto arqueológico en valor. Más adelante, cuando esta potencia estaba acercándose a su declive, siguió dando importantes personajes a la estructura imperial, como consejeros religiosos en época de Constantino I el Grande, pues el cristianismo tuvo un rápido asentamiento en este territorio.
Tras la caída del Imperio Romano, sufrió invasiones bárbaras, pero quedó inicialmente bajo la dominación del Imperio Bizantino. Leovigildo y otros reyes posteriores lograron situarla bajo el manto visigodo, aunque debido a la fuerte romanización que seguía habiendo en la ciudad, su influencia en el conjunto del reino no fue tan importante como las de otras ciudades, como por ejemplo la cercana Ispali (Sevilla).
La Córdoba musulmana
Sin duda, tras la invasión árabe llegó el periodo de mayor esplendor de Córdoba. Su turismo da buena cuenta de ello, pues algunos de sus monumentos más representativos nos remontan a aquel periodo. Desde el 711 y en apenas unos años, casi toda la Península Ibérica cayó a manos de los conquistadores musulmanes, quienes la llamaron Al-Andalus, eligiendo pronto esta ciudad como su capital, en tres fases diferenciadas:
- Hasta 756, como Emirato dependiente políticamente de Damasco, la capital de los omeyas, que habían protagonizado una enorme expansión territorial durante un siglo
- De 756 a 929: tras la caída del Califato de Damasco, se crearon varios emiratos independientes, como el de los rostomitas y los idrisíes en el norte de África. A Córdoba llegó Abderramán I, omeya que logró escapar de las revueltas de Damasco, fundando su propio emirato independiente. Eso sí: todos dependían espiritualmente del califa de Bagdad, de dinastía abbasí.
- De 929 a 1031: con Abderramán III se proclamó la independencia total de Córdoba, incluso en asuntos religiosos, dando así plenos poderes al califa cordobés en sus territorios. El símbolo de aquella época fue la ciudad palaciega de Medina Azahara, situada a unos 8 km de la capital, siendo en la actualidad una de las excursiones imprescindibles para quien viene a Córdoba de turismo
- Desde 1031 hasta 1236: tras la caída del Califato de Córdoba, la ciudad siguió siendo musulmana y capital de su taifa. Pero los proyectos unificadores posteriores (almorávides y almohades) no la contemplaron como capital, siendo desplazada por Granada y Sevilla. No obstante, aún siguió alumbrando importantes hitos en diferentes campos, como la cultura
Fue elegida capital por diferentes razones (estratégicas, económicas), pero entre ellas están sin duda las buenas infraestructuras preexistentes, de época romana. Su importancia fue enorme en diferentes aspectos, además del político y religioso. Por ejemplo, a nivel financiero, económico y comercial, con acuñación de moneda, una industria artesana muy desarrollada y técnicas agrícolas muy avanzadas. También fue un referente a nivel demográfico: algunas fuentes indican que pudo llegar a tener más de 400.000 habitantes durante el periodo califal, lo que la situaría como una de las ciudades más grandes del mundo en su momento y rivalizando así con Bagdad y con Constantinopla. Contó con numerosos baños públicos y alrededor de un millar de mezquitas, siendo la más importante la Mezquita-Catedral visitable en la actualidad.
Pero por encima de todo ello, fue su cultura la que dio renombre a Córdoba. ¡De turismo por la ciudad lo descubrirás a cada paso! Sus grandes impulsores fueron sobre todo los califas Abderramán III y Alhaken II, bajo cuyo mandato se fundaron bibliotecas, una universidad y escuelas de traductores centrados en el hebreo, el latín o el griego, lo que propició que sus grandes intelectuales asumieran postulados clásicos, como Averroes, quien tuvo como referente a Aristóteles. Sus hombres cultivados destacaron en medicina, matemáticas y astronomía.
La Córdoba cristiana y reconquistada
Un nuevo periodo de la historia cordobesa comienza en 1236, cuando las tropas castellanas de Fernando III el Santo entraron victoriosas en la ciudad, tras meses de asedio y tras llegar a un acuerdo de no agresión con los vencedores durante su huida. Gentes de otros puntos de Castilla y Navarra llegan a la nueva ciudad cristiana. El mejor testimonio de aquel periodo son las llamadas iglesias fernandinas, más de una decena, que se construyeron en ocasiones sobre mezquitas, las cuales se habían levantado a su vez sobre iglesias visigodas. Si vienes a Córdoba de turismo descubrirás que hay una ruta temática que te llevará por ellas, en las que se va abandonando el románico monacal para iniciar progresivamente un gótico con influencia mudéjar. Además, la mezquita mayor se consagra como catedral, iniciándose a partir de entonces modificaciones constructivas.
Los siguientes reyes castellanos, durante los siglos XIII y XIV, también hicieron sus aportaciones constructivas en este periodo. Por ejemplo, el convento de Santa Clara en época de Alfonso X, la actual sinagoga y la ampliación del Alcázar de los Reyes Cristianos con Alfonso XI y la Torre de la Calahorra y la Capilla Real de la mezquita-catedral con Enrique II.
Durante el siglo XV, por su parte, Córdoba destacó por ser uno de los centros de operaciones de los Reyes Católicos durante la conquista del Reino de Granada, usando para la Corte el Alcázar de los Reyes Cristianos. También de esta época fue uno de los personajes más importantes de la historia de Córdoba: Gonzalo Fernández, el Gran Capitán, natural de la cercana Montilla pero criado en la ciudad.
Córdoba con Austrias y Borbones
Con la dinastía de los Habsburgo, la ciudad fue perdiendo peso político y demográfico, a pesar de que se mantuvo fiel a Carlos I en la Guerra de las Comunidades de Castilla. No obstante, los monarcas españoles dedicaron parte sus atenciones a esta ciudad. Por ejemplo, el mencionado Carlos I fue quien intercedió para que salieran adelante las obras de la nueva catedral sobre la estructura de la mezquita, aunque parece ser que más tarde se arrepintió. Como comprobarás cuando vengas a Córdoba de turismo, ¡fue un proyecto polémico desde el inicio! Por su parte, su hijo Felipe II la visitó, como recuerda la Puerta del Puente, levantada bajo su reinado, e hizo alguna modificación en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Otra estructura del siglo XVI es la Iglesia de la Compañía.
El siglo XVII fue de mayor declive si cabe, con pocos hitos constructivos para la ciudad, salvo la Plaza de la Corredera, iniciada en la centuria anterior. En 1700, antes de la llegada de la dinastía Borbón, se calcula que la ciudad no pasaría de los 30.000 habitantes.
La nueva dinastía tampoco consiguió que la ciudad levantara el vuelo durante el siglo XVIII, sin grandes episodios que mencionar a nivel histórico y con pocos proyectos constructivos de entidad, salvo el Colegio de Niñas de Santa Victoria, por el arquitecto real Ventura Rodríguez.
El siglo XIX se inició con mal pie, con incidencia de los brotes de fiebre amarilla en el sur peninsular y con la inestabilidad de la Guerra de la Independencia y sus consecuencias, siendo saqueada por las tropas napoleónicas. En esta centuria la ciudad mostró un claro signo liberal y apoyó revueltas para la causa, como el derrocamiento de Isabel II durante la Revolución Gloriosa de 1868. No obstante, el nombre cordobés más destacado del siglo fue el Duque de Rivas, notable dramaturgo y estadista.
La Córdoba del siglo XX y XXI
No fue hasta el siglo XX cuando Córdoba comenzó a notar un claro crecimiento demográfico, aunque ello no propició un auge económico. Sin grandes inversiones industriales ni proyectos para reformar las infraestructuras, el clima de las primeras décadas del siglo fue de cierto negativismo, algo que ya caracterizaba en buena medida el ánimo local de sus gentes. Y se mantuvo en buena medida tras la Guerra Civil, que no tuvo efectos tan devastadores como en otras ciudades, y durante el franquismo.
Con la llegada de la Democracia, se acelera el proceso de crecimiento de la ciudad hasta convertirse en la tercera ciudad más poblada de Andalucía, hecho propiciado en buena medida por el éxodo rural de la provincia, que pudo ayudar a convertir la ciudad en lo que algunos llamaron el Califato Rojo, por ser un bastión histórico de la izquierda.
En la actualidad, mucho ha cambiado con respecto a décadas anteriores: se trata de una ciudad más abierta y dinámica. Y ello se debe en buena medida a un proyecto que revitalizó a Córdoba y su turismo: la inauguración de la línea de AVE Madrid-Sevilla. Es la única estación andaluza por la que pasan todas las líneas de alta velocidad con rumbo al sur, por lo que se ha convertido en la puerta de entrada turística a la región, con parada obligada en el camino desde Madrid y el norte español hacia Andalucía. La cifra de turistas que visitaron la ciudad en los últimos tiempos se ha estabilizado en torno al millón de visitantes al año.
Y no es para menos, pues Córdoba puede presumir de un logro que ninguna ciudad española y muy pocas en el mundo tienen: la de contar con 4 declaraciones de Patrimonio de la Humanidad. Son la mezquita-catedral, el centro histórico, la fiesta de los patios y el complejo arqueológico de Medina Azahara.
Rebasando ampliamente los 300.000 habitantes, en la actualidad hay una apuesta común a todos los partidos políticos en Córdoba: el turismo, aunque mantiene una vida local animada. El centro neurálgico de la ciudad es probablemente la Plaza de las Tendillas, por su amplitud y por estar en pleno eje comercial. Aquí cerca estuvo el foro de la Corduba romana, aunque nada queda de ello. En su centro está la estatua dedicada al Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, testigo de numerosas concentraciones y eventos multitudinarios como conciertos. Sin embargo, no se puede decir que esta sea la plaza principal de Córdoba por turismo. Para ello, tendremos que desplazarnos al centro histórico, donde se concentran los principales monumentos de la ciudad, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La Mezquita-Catedral
Si por algo es mundialmente conocida Córdoba, en turismo, historia y a otros niveles, es por su pasado musulmán: fue una de las ciudades más pobladas e importantes del planeta en los siglos IX, X y XII. Este hecho, lógicamente, ha dejado un importante legado monumental que se puede disfrutar en la actualidad. Y por encima de todo sobresale una construcción única e icónica no sólo de Córdoba, sino también de toda Andalucía e incluso de España: la Mezquita-Catedral.
Ya sólo el nombre resulta de lo más sugerente: nació como mezquita a finales del siglo VIII (aunque algunas fuentes sitúan aquí a la anterior basílica visigoda de San Vicente), pero se consagró como catedral poco después de la reconquista de la ciudad, en 1236. Sin embargo, irradia estilo islámico por los cuatro costados, por lo que debemos encuadrarla dentro de los monumentos musulmanes de Córdoba. El turismo que recibe, no obstante, está abierto a personas de cualquier procedencia, a diferencia de la mayoría de mezquitas en uso, cerradas a otros visitantes y reservadas sólo a la oración.
Es interesante conocer las diferentes etapas evolutivas del conjunto, que nos hará comprender por qué la Mezquita-Catedral tiene el aspecto actual:
- Mezquita fundacional de Abderramán I (siglo VIII): su superficie era aproximadamente la mitad del conjunto actual, que no obstante ha mantenido siempre la distribución establecida desde los orígenes, con el muro de la qibla no orientado directamente hacia La Meca, sino 51º al sur, como era habitual en las mezquitas de Al-Andalus
- Ampliación de Abderramán II (siglo IX)
- Ampliación e intervención de Alhakén II y Abderramán III (siglo X)
- Ampliación de Almanzor (siglo X): la última gran ampliación, alcanzando las dimensiones finales. Es decir, unos 23.400 m2, lo que hizo que durante mucho tiempo fuera la segunda mezquita más grande del mundo, sólo por detrás de La Meca.
- Intervenciones cristianas (siglos XIII y XIV)
- Construcción del templo plateresco en el centro (siglo XVI), a cargo principalmente de Hernán Ruiz el Viejo y su hijo
Se accede a esta construcción a través de la Puerta del Perdón, situada bajo el campanario y de estilo mudéjar, pues se realizó ya en época cristiana (finales del XV). Esta entrada nos da paso al Patio de los Naranjos, que en su momento fue el Patio de las Abluciones, manteniendo en buena medida su disposición original, aunque no tenía vegetación. Desde este patio se observa la gran torre campanario, de estilo herreriano (siglo XVI), que en realidad se superpuso al alminar original. La Puerta de las Palmas nos da acceso al interior del templo.
Y lo que el visitante ve y siente nada más entrar al interior es difícilmente descriptible: un auténtico bosque de columnas de mármol, granito y jaspe (856, que llegaron a ser más de mil), las cuales sostienen 365 arcos de herradura, con bicromía blanco-rojo, toda una seña de identidad en Al-Andalus. Cuando el templo era exclusivamente musulmán, su interior era principalmente una gran sala de oración de 19 naves, con la única excepción de los habitáculos de la maqsura y el mihrab en el muro de la qibla. Sin embargo, en la actualidad se pierde ese efecto diáfano por el eje de Villaviciosa (antigua Capilla Mayor tras su conversión), el núcleo cruciforme central de la catedral y las capillas de los muros.
Quienes vengan a Córdoba de turismo y visiten el interior de este templo, no deberían perderse los siguientes espacios de interés:
tuvo varios a lo largo de las sucesivas ampliaciones. El que se puede contemplar en la actualidad es el de la época de Alhakén II. Si en algunas mezquitas es una simple hornacina, en este caso es una auténtica estancia de planta octogonal con cúpula de venera, donde se emplea una gran riqueza de materiales: estuco, mármol, mosaicos bizantinos, cobre, bronce, plata e incluso oro. Su rica ornamentación incluye versículos del Corán
si el mihrab es el lugar de mayor simbolismo musulmán, el espacio católico más importante es este. Alabado por unos y fuertemente criticado por otros, pretende poner en diálogo el estilo califal con el gótico, el renacentista y el manierista. Obra de Hernán Ruiz I y II a partir de 1523, suponiendo un gran reto a nivel de ingeniería. Se levanta exactamente en centro, con planta cruciforme, como cualquier otra catedral. Destaca el retablo marmóreo bajo una bella bóveda de crucería decorada con tondos y la sillería del coro, con medio centenar de sitiales tallados por el escultor sevillano Pedro Duque Cornejo
fue la primitiva Capilla Mayor del templo, a finales del XIV, hasta que se levantó la catedral plateresca en el centro. A nivel artístico, llama la atención su cubierta de armadura de madera a dos aguas, con casetones decorados pictóricamente, lo que supone un ejemplo de gran singularidad en el sur de España. También son espectaculares sus arcos polilobulados y sus tramos con cúpula gallonada. Se debe su nombre a que aquí se llevó a cabo el culto a Nuestra Señora de Villaviciosa durante varios siglos, hasta 1879
situada en el extremo suroriental, llama la atención por la riqueza de sus pinturas murales, obra del pintor italiano Cesare Arbasia a finales del siglo XVI, con abundantes referencias a santos cordobeses
la incluimos en esta lista de menciones destacadas, aunque en la actualidad no es visitable para quienes vienen a Córdoba de turismo. Concebida por Enrique II a finales del siglo XIV para alojar las tumbas de Fernando IV y Alfonso XI (aunque finalmente fueron trasladados a la Real Colegiata de San Hipólito, donde hoy reposan). Destaca su rica decoración de yeserías en las paredes, con atauriques, epigrafía y más.
Por lo que respecta al exterior, destacan sobre todo las numerosas puertas y otros elementos situados en sus diferentes fachadas, principalmente: la mencionada del Perdón al norte, los balcones sobre el muro de la quibla al sur, las de Santa Catalina, San José y del Sagrario al este y las de San Esteban, Espíritu Santo y San Ildefonso al oeste. También hay varios museos que forman parte de la visita turística: el de San Vicente, el de San Clemente y, sobre todo, el Tesoro, ubicado en la capilla de Santa Teresa.
Otros monumentos musulmanes
Aunque la Mezquita-Catedral de Córdoba, en turismo, acapara buena parte de las visitas, no es el único monumento de envergadura de la ciudad. Ni siquiera el único musulmán. Si te atrae este periodo de la Historia de España o simplemente te fascina su original estilo islámico, puedes visitar también estos otros lugares:
Mencionamos aquí uno de los conjuntos arqueológicos y monumentales más importantes del periodo andalusí, declarado en sí mismo Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, por cuestiones de lejanía del centro (a unos 8 km), sería más apropiado visitar esta joya histórica a modo de excursión. En cualquier caso, lo que queda de Medina Azahara, que es mucho, nos permite entender el esplendor al que llegó Córdoba en época califal. Se trataba de la ciudad palatina construida para gloria y placer de Abderramán III a mediados del siglo IX, como símbolo de su nuevo poder. Los espacios que mejor se conservan y, por tanto, resultan más fotogénicos son el Gran Pórtico, el Salón Rico, la Casa Militar, la Casa de la Alberca, la Casa de Yafar y la Casa Real. Cuenta con un moderno Centro de Interpretación que complementa y contextualiza la visita para quienes visitan este monumento de Córdoba por turismo o por motivos escolares.
Situado al otro lado del río Guadalquivir, en un extremo del Puente Romano, es de datación difícil, pero sin lugar a dudas de construcción musulmana, probablemente en el siglo XII como elemento defensivo ante ataques cristianos. En la actualidad alberga el Museo Vivo de Al-Ándalus, con temática sobre la convivencia de las culturas árabe, judía y cristiana en la ciudad.
Es uno de los pocos baños árabes que se conservan en la ciudad. Han tenido una azarosa historia y de hecho, en la actualidad se encuentran en una vivienda privada, aunque su propietario abre sus puertas (previa compra de ticket) a quienes vienen a Córdoba de turismo. Del siglo X, han experimentado muchos cambios pero en este coqueto espacio aún hoy se pueden reconocer la sala de reposo (vestíbulo), la sala fría (patio abierto), la sala caliente y un aljibe elíptico.
Formaban parte del castillo omeya o alcázar andalusí, del que ya nada queda salvo estos baños. Su construcción se remonta al siglo X, bajo el califa Alhakén II. Aún se conservan sus columnas de mármol, sus capiteles vegetales, sus arcos de herradura y sus bóvedas con lucernarios de estrella.
Situado en la plaza de San Juan, en pleno centro histórico de Córdoba. De turismo por la ciudad puedes dejarte caer por este rincón donde llama la atención este minarete, conservado íntegramente, ahora como campanario de la iglesia. En él destacan sus arcos gemelos de herradura, con la bicromía califal tan característica.
La judería de Córdoba
La cultura judía aportó mucho a la ciudad de Córdoba, y su turismo actual ha sabido sacarle buen partido. La judería del centro histórico es uno de los barrios sefardíes más encantadores de toda España, hogar y cuna de importantes personajes para la civilización hebrea, como Hasday ibn Shaprut, médico, ministro y hombre de confianza de Abderramán III, y Moshé ben Maimón, conocido como Maimónides, rabino que ejerció también la medicina, la filosofía y la astronomía en al-Ándalus y el norte de África.
Se encuentra situada en el barrio del Alcázar Viejo. Los recovecos de sus calles y pequeñas plazuelas (Tiberíades, Maimónides, Judá Leví) esconden patios que lucen todo el año y, en especial, durante el Festival de los Patios Cordobeses. Y además, encontrarás monumentos y lugares de interés como:
- Sinagoga: es sin duda una de las más espectaculares sinagogas históricas de la España sefardí, a la altura de la Sinagoga del Tránsito de Toledo, y ‘emparentada’ con ella. Datada a principios del siglo XIV, construida por alarifes musulmanes y, por tanto, en época cristiana durante un periodo de relativa paz y convivencia intercultural. Llaman poderosamente la atención las yeserías de atauriques e inscripciones en los muros de la sala de oración, que en su momento estaban cubiertas de colores como el verde o el rojo. También cuenta con vestíbulo, patio y galería de mujeres
- Casa de Sefarad – Casa de la Memoria: está concebido como un pequeño museo en el que se muestran la cultura y las tradiciones de la población hispano sefardí (vida doméstica, ciclos festivos, música, etc.). La casa conserva parte de la estructura original del siglo XIV, destacando el encanto de su patio interior
- Zoco: aunque el edificio que lo alberga no tenía esta función original (era una casa solariega para trámites eclesiásticos), desde mediados del siglo XX alberga el Mercado de Artesanía municipal, probablemente el mejor lugar para conocer de primera mano los trabajos locales de cerámica, orfebrería y otras artes
- Casa del Judío: no se encuentra en la judería, pero sí está muy relacionada con la cultura hebrea de la ciudad. Era la vivienda de Elie J. Nahmias, famoso empresario griego de origen sefardí, que la reformó al estilo de sus antepasados. No es visitable, pero sí el adyacente Museo Arqueológico, donde se conserva la única lápida funeraria judía de la época dorada de la Córdoba musulmana
Monumentos religiosos cristianos
Como puedes imaginar, en Córdoba el turismo también gira en torno a los monumentos de carácter católico, pues la ciudad experimentó una importante reafirmación en la fe cristiana tras la reconquista de la ciudad en 1236. Por ello, iglesias, conventos, basílicas y otras construcciones religiosas están en la lista de lugares de interés, para creyentes y no creyentes. A la catedral ya hemos hecho mención en el apartado dedicado a la mezquita, con la que se funde en un templo sin igual, por lo que a continuación detallamos otras construcciones religiosas que también despertarán tu admiración.
Iglesias fernandinas
Con esta denominación se conoce a aquellas iglesias construidas poco después de la reconquista cristiana, bajo mandato de Fernando III el Santo, a mediados del siglo XIII. Aunque no tienen la monumentalidad de catedrales y basílicas, son muy interesantes a nivel histórico y artístico, y guardan similitudes entre sí que apreciarán quienes vengan a Córdoba por turismo cultural y religioso. De hecho, se ha creado una Ruta de las Iglesias Fernandinas para mostrar estos humildes templos que marcan la transición del románico al gótico en la ciudad, con notas mudéjares. Son las siguientes:
Una de las primeras en edificarse en la Córdoba reconquistada, luce un bello rosetón.
Su interior, reformado siglos después, es una de las joyas del barroco cordobés.
Erigida sobre templo visigodo precedente, destaca el retablo barroco de estilo churrigueresco, obra del sevillano Pedro Duque Cornejo.
Destaca la paz de su claustro abierto y la hermosa portada barroca.
Una de las que mejor conserva su estética medieval original, con gran rosetón.
De austeridad exterior, demuestra el gusto medieval en sus arquivoltas y su gran rosetón, mientras que en su interior destaca el artesonado de la cabecera.
De gran personalidad, no es difícil imaginar que su imponente torre campanario poligonal era un alminar en su origen.
En una ubicación privilegiada, frente al Ayuntamiento, ha experimentado importantes reformas en siglos posteriores, aunque su carácter medieval se aprecia en numerosos elementos. Por ejemplo, su imponente rosetón y su artesonado con decoración mudéjar de lacería. Sin embargo, la obra artística que da fama a esta iglesia es su talla de Nuestra Señora de las Angustias, obra de Juan de Mesa, del siglo XVII.
Su estilo predominante es el de sus sucesivas reformas, principalmente renacentista en su exterior y barroco en su interior, por ejemplo con su retablo mayor.
Con aire de fortaleza y pose de gran templo, es uno de los monumentos más destacados del barrio del mismo nombre. En su interior sobresale la capilla de los Orozco.
Su elemento más destacado es la imponente torre campanario, que en origen fue un alminar omeya.
Otras iglesias y edificios católicos
La Real Colegiata de San Hipólito es uno de los templos interesantes para quienes buscan en Córdoba turismo histórico y cultural. De hecho, tiene un honor del que pocos templos pueden presumir en España: conservar una sepultura real. En concreto, dos: las tumbas de los reyes de Castilla Fernando IV y Alfonso XI, monarcas de finales del siglo XIII y la primera mitad del siglo XIV. Fue fundada por éste último, quien murió de peste en Gibraltar durante un asedio, y fue posteriormente cedida siglos después a la Compañía de Jesús. Construcción gótica sencilla, de una sola nave, alberga también un importante órgano del siglo XVIII.
En cuanto a belleza se refiere, cabe destacar la iglesia de Nuestra Señora de Gracia o de los Padres Trinitarios, del siglo XVII, con una gran fachada y una imponente espadaña. Pero esta iglesia es más conocida como la iglesia del Rescatado, en honor de la famosa talla de Jesús Nazareno (principios del XVIII) que sale en procesión el Domingo de Ramos y que pasa por ser una de las mejores copias de la original: el Jesús de Medinaceli de Madrid, que recibe patronazgo de los Reyes de España.
También se pueden mencionar otras construcciones religiosas como el convento de Santa Clara, en pleno centro histórico y aún habitado por monjas de clausura, así como la iglesia de San José y Espíritu Santo, quizá una de las construcciones más bellas situadas en el otro margen del río Guadalquivir, pues está en el barrio de Fray Albino.
Monumentos civiles, militares e históricos
Aunque en Córdoba el turismo religioso tiene mucha fuerza, como hemos visto en las anteriores líneas, hay otros importantes monumentos que no tienen que ver con ello. Son construcciones militares, civiles o regias que también son símbolos de la ciudad y, por supuesto, sorprenderán a todo visitante. Algunas zonas verdes o espacios naturales también merecen entrar en este apartado.
Lugares de interés en el río Guadalquivir
El río Guadalquivir es uno de los elementos que más personalidad aportan a la ciudad, con monumentos en sus riberas. Es el caso del Puente Romano, que conecta la Torre de la Calahorra con el entorno de la Mezquita-Catedral. Construido en el siglo I d.C, fue posteriormente remodelado en varias ocasiones, aunque sigue conservando buena parte de su estética original. Tiene más de 300 metros de longitud y 16 arcos. Es también el monumento más destacado de lo relativamente poco que queda de la Corduba romana, que fue sin duda una de las grandes ciudades de Hispania. Cruzar este puente una o varias veces no sólo está justificado por su historia y poder evocador, sino también porque regala la panorámica más bella y famosa del centro histórico a quienes se acercan a Córdoba de turismo.
En una de las entradas al puente, en la de la margen derecha del río Guadalquivir, se erige una puerta de gusto romano pero de época posterior: del siglo XVI, obra de Hernán Ruiz II. Es la Puerta del Puente y fue construida bajo mandato de Felipe II. De hecho, su inscripción recuerda la visita del monarca a la ciudad en 1570.
El Alcázar y otras construcciones relacionadas
El llamado Alcázar de los Reyes Cristianos es uno de los monumentos con más empaque de Córdoba. El turismo de la ciudad se nutre en buena medida de su tirón, como indican los números: es su tercer espacio más visitado, con cerca de medio millón de turistas al año, sólo por detrás de la Mezquita-Catedral y de la sinagoga.
Se trata del recinto fortificado que sirvió de residencia a los reyes castellanos tras la reconquista de la ciudad en 1236. Con restos árabes y visigodos, en este mismo lugar estuvo el recinto palatino califal, pero Fernando III el Santo se lo encontró asolado tras tomar la ciudad. Su hijo Alfonso X inició la reconstrucción, que fue continuada por otros monarcas de la centuria siguiente. Con el tiempo, cayó en desuso por parte de la monarquía española, pero sirvió para otras funciones, como sede de la Inquisición o cárcel.
El recinto, de marcada rectangularidad, cuenta con cuatro torres en cada extremo: de la Paloma, del Homenaje, de la Inquisición y de los Leones. En la planta baja, destacan los diferentes patios, en especial el Morisco, de influencia mudéjar, y con restos de la estructura original. En la primera planta, por su parte, se pueden visitar las piezas que, en la actualidad, tienen otros usos, pues de las estancias palaciegas poco o nada ha quedado. El principal espacio es el Salón de Mosaicos, llamado así porque aquí se exponen mosaicos romanos encontrados en diferentes excavaciones arqueológicas.
Pero probablemente, el espacio de mayor belleza son los jardines, que en su momento fue la gran huerta del alcázar. Son más de 50.000 m2 donde se dan cita estanques y fuentes, y a su alrededor una vegetación exuberante con naranjos, limoneros, cipreses, palmeras y plátanos. Destaca el famoso plátano de César, que conmemora el ejemplar de esta especie que, según el poeta Marcial, plantó Julio César con sus propias manos en la fortaleza romana durante una de sus dos estancias en la ciudad. Esta zona verde se articula en tres niveles de jardínes más el Paseo de los Reyes, con estatuas de los monarcas castellanos que contribuyeron a su realización, desde Alfonso XI hasta los Reyes Católicos, junto a Cristóbal Colón.
Más allá de las murallas que conectan las diferentes torres del alcázar, en Córdoba quedan algunos lienzos del antiguo recinto amurallado medieval de la ciudad, algunos de ellos en muy buen estado. Por ejemplo, el tramo a ambos lados de la Puerta de Almodóvar, de unos 350 metros. Otros tramos famosos, de época musulmana o posterior, que han llegado hasta nosotros son la Puerta de Sevilla, la Torre de la Malmuerta o la Torre de Guadalcabrillas.
Junto al alcázar está otro lugar de interés para los viajeros que vienen a Córdoba de turismo. Se forjó en tiempos de la mencionada visita de Felipe II a Córdoba en 1570 y, además, será la visita favorita para quienes tengan predilección por los caballos: hablamos de las Caballerizas Reales. Esta construcción, anexa al Alcázar de los Reyes Cristianos, es el reflejo de la pasión del monarca habsburgo por los equinos y, en especial, por la raza andaluza, que ha tenido aquí uno de sus grandes centros de operaciones a lo largo de los siglos. O como dijo el poeta granadino Federico García Lorca, su “catedral de los caballos”. Ya durante la época musulmana de Córdoba existían aquí unas caballerizas. De hecho, cabe recordar que el caballo tuvo una gran importancia en la cultura islámica medieval y es el origen de la raza española. Sin embargo, Felipe II apostó fuerte por este espacio, con grandes salas abovedadas y columnadas, así como un amplio patio abierto. El momento más espectacular para conocer este espacio es durante el show ecuestre Pasión y Duende del Caballo Andaluz, una mezcla de flamenco e hípica con varios pases a la semana.
Por otro lado, mientras recorres Córdoba de turismo probablemente te topes con palacios y casas que te llamarán la atención. Algunos son sede de las principales instituciones públicas de la provincia, mientras que otros son edificios privados de cierta relevancia. Un ejemplo es el Palacio de la Merced, que en la actualidad funciona como Diputación de Córdoba. De su bella fachada se puede intuir su anterior uso: fue convento, donde se alojó un tiempo Cristóbal Colón a la espera de entrevistarse con los Reyes Católicos. En su interior, el elemento más espectacular es el marmóreo pero colorido claustro central.
Otro edificio religioso que cambió de uso es el antiguo hospital de San Sebastián, hoy Palacio de Congresos. Con elementos de estilos mudéjar, gótico flamígero y plateresco, es un buen ejemplo de cómo un edificio histórico puede adaptarse a nuevos usos. Y otra construcción que llama la atención, por sus dimensiones y su forma es la Plaza de la Corredera, una de las pocas plazas mayores cerradas y rectangulares de toda Andalucía. Se levantó a finales del siglo XVII.
Zonas verdes
En el Guadalquivir también se sitúa uno de los espacios naturales más importantes de la ciudad: el Soto de la Albolafia. Es el tramo de río comprendido entre el Puente Romano y el Puente de San Rafael, y fue nombrado ‘monumento natural’ por parte de la Junta de Andalucía. Tiene una superficie total de algo más de 20 hectáreas y su principal interés reside en la riqueza de avifauna que se da cita aquí, puesto que surgen afloramientos, islotes, zonas inundables y otros fenómenos relacionados con el curso fluvial. Ejemplares de más de un centenar de especies pasan por aquí a lo largo del año, por lo que este parque es un auténtico lujo para los amantes del birdwatching, que lo pueden practicar en plena ciudad.
Otra gran zona verde de interés y radicalmente distinta a la Albolafia es el parque periurbano de Los Villares. Situado en la sierra, es una extensa área de pinares y encinares de unas 480 hectáreas. Se trata de una de la zonas verdes recreativas favoritas de los cordobeses, donde acuden en sus festividades principales a cocinar sus característicos peroles.
Una ciudad con tanta historia no podía dejar de lado la cultura, tanto la ‘ilustrada’ como la ‘popular’. Por ello, recorrer Córdoba de turismo te puede llevar a lugares muy diferentes e interesantes desde ambos puntos de vista. Por lo que respecta a los museos, aquí hay algunos centros expositivos en los que pasarás ratos muy provechosos. Aunque carece de grandes pinacotecas como Sevilla o Málaga, sacar una entrada en los siguientes espacios no resultará una pérdida de tiempo, ni mucho menos:
Es probablemente el más importante de la ciudad, dada su rica historia. Las piezas que alberga son, por tanto, de gran relevancia, encuadrables en muy diferentes periodos. Probablemente el más interesante es el periodo romano, puesto que aparte del Puente Romano y la reconstrucción del Templo Romano de las calles Claudio Marcelo y Capitulares, muchas de las piezas que han sobrevivido están aquí, como esculturas o sarcófagos. Además, conserva restos arqueológicos in situ, concretamente los del teatro romano, en los bajos del edificio. También hay importantes elementos prerromanos y de la decisiva Edad Media local.
En turismo artístico, ésta será la parada principal de tu ruta, con permiso de la Mezquita-Catedral. Alberga interesantes obras de pintores y escultores locales como Pedro de Córdoba o Pablo Céspedes, así como otros artistas españoles de finales del XIX y principios del XX.
Museo monográfico dedicado a este pintor, el más importante de la ciudad a finales del XIX y principios del XX.
Centrado en el arte religioso local desde la Edad Media en adelante.
Córdoba es una ciudad muy taurina y prueba de ello es este museo, que reúne objetos de colecciones personales de diestros locales tan famosos como Manuel Laureano Rodríguez Sánchez ‘Manolete’ y Manuel Benítez ‘El Cordobés’.
Ambos, situados en la judería, son lugares imprescindibles para quienes desean conocer a fondo estas dos culturas, tan importantes en la ciudad en época medieval.
Y a nivel de cultura popular y tradición, las propuestas son también numerosas. El Mercado de Artesanía municipal, situado en la judería, es el epicentro actual de este trabajo creativo, digno continuador de los concurridos zocos que se repartían por la Córdoba medieval. En este hermoso edificio del siglo XVI encontrarás los puestos de estos artistas locales, que realizan objetos en materiales muy diversos y mediante técnicas tradicionales. Por supuesto, el cuero, pues la marroquinería es una técnica que siempre ha tenido mucha vigencia en la ciudad. Lo mismo ocurre con la cerámica, tanto para elaborar objetos cotidianos como placas decorativas. Pero la más autóctona y renombrada probablemente sea la filigrana cordobesa: orfebrería en oro, plata y otros materiales, diseñados siempre con intrincadas formas geométricas o vegetales.
Por lo que respecta a las celebraciones tradicionales, cabe destacar la Semana Santa que, como en el resto de Andalucía, tiene mucho arraigo. Con más de una treintena de procesiones y más de medio centenar de pasos, la Pascua cordobesa se ha sevillanizado últimamente, ganando cada vez más tirón, lo que le ha valido la catalogación de Interés Turístico Nacional.
La fiesta patronal es la Velá de la Fuensanta, en torno al día 8 de septiembre, momento en el que los puestos se pueblan de campanitas de cerámica, especialmente dirigidas a los más pequeños. Por su parte, el arcángel protector de la ciudad, San Rafael, se celebra el 24 de octubre, día en el que los cordobeses acuden al parque periurbano de Los Villares a degustar los típicos peroles, que te explicamos más abajo.
Mayo, el mes grande y florido
Mayo es sinónimo de fiesta y tradición en Córdoba. El turismo alcanza su pico en este mes en el que ocurren algunas de sus más importantes festividades. Por ejemplo, la batalla de las Flores, que tiene lugar el 1 de mayo, sacando en desfile a numerosas carrozas desde las que se lanzan flores al público, por parte de personas vestidas en trajes típicos. Igual de colorida es la fiesta de las Cruces de Mayo, en la que numerosas cruces hechas con flores se disponen en fachadas y espacios públicos de la ciudad, mientras se disfruta de comida y bebida al aire libre y en compañía.
Por su parte, la gran verbena popular Feria de Córdoba tiene lugar a finales de mayo en el recinto del Arenal en honor de la Virgen de la Salud. En el ambiente se mezclan la música y moda flamencas con el desfile de caballos y caballistas, en las clásicas casetas donde es imposible aburrirse.
Pero sin duda, la fiesta más importante de Córdoba para el turismo internacional es el Festival Popular de los Patios, hasta el punto de que ha sido catalogada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Se celebra la segunda o la tercera semana de mayo y tiene como misión la de decorar los patios de las casas del centro histórico, que son un elemento característico de las viviendas locales. Lo mágico no sólo es la explosión de color que producen las macetas de flores sobre las paredes de blanco radiante, sino también la hospitalidad con la que los propietarios de las casas abren sus puertas a vecinos y turistas para que admiren la belleza del conjunto. Gitanillas, geranios, claveles, buganvillas o petunias son algunas de las flores más usadas, aunque en algunos predomina el verde de otras plantas espectaculares sin flor. Y como es de imaginar, este festival sirve de excusa para configurar una programación cultural mucho más amplia, incluyendo actuaciones musicales en los patios, espectáculos de danza, degustaciones de productos de alimentación típicos y mucho más.
Sea cual sea la época en la que vengas a Córdoba de turismo, tendrás la ocasión de añadir un buen plan de ocio a tu programa. La oferta de entretenimiento es bastante variada, adaptándose a los gustos de todo tipo de visitantes. Y aunque mayo sea el mes grande, como hemos visto, las propuestas se reparten por todas las épocas del año.
Un capítulo destacado lo ocupan los festivales culturales. Aunque ya hemos hecho mención al de los patios cordobeses, que tiene la consideración de fiesta tradicional, hay otros eventos que se realizan de forma periódica, normalmente con carácter anual. Abarcan temáticas distintas y los principales son los siguientes:
- Otoño Sefardí, un referente para la recuperación y difusión de la cultura judeoespañola
- Festival Internacional de Música Sefardí, centrado en esta música de reminiscencias medievales
- Noches de Ramadán, un ciclo de actividades culturales sobre la cultura musulmana de Córdoba
- Cabalcor, dedicado al caballo andaluz, una raza muy ligada a la ciudad
- Cantarillo, un ciclo de música navideña
- Carnaval de Córdoba, en continuo crecimiento
- Flora, Festival Internacional de las Flores, por ser Córdoba una de las ciudades más floridas del mundo
Mención especial merece el flamenco, un arte musical que está profundamente arraigado en toda Andalucía. Y lo mismo ocurre en Córdoba: el turismo de la ciudad aprovecha su tirón, pues existen numerosos restaurantes y tablaos especializados en ello. Si hubiera que destacar un aspecto de este género en la zona, sería sin duda la gran importancia de la guitarra flamenca. Aquí tienen su taller algunos de los luthiers más reconocidos del mundo, entre los que cabe citar a José Rodríguez, proveedor de grandes maestros como Paco de Lucía o Vicente Amigo. Pero desde el punto de vista del turista, lo más interesante serán los festivales dedicados a este instrumento: Trasteando con la Guitarra Flamenca y el Festival Internacional de la Guitarra de Córdoba. Otros festivales relacionados con esta música, reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, son Latidos Flamencos y Matinales Flamencos.
Para quienes desean practicar en Córdoba el turismo familiar, las opciones no son pocas. Aquí encontrarán uno de los parques públicos infantiles con mayor variedad de juegos, como es la Ciudad de los Niños. Además, tiene su propio zoológico de más de 4 hectáreas de superficie, así como un parque acuático a diez minutos de la capital: Aquasierra. En cuanto a los espectáculos que fascinarán a los pequeños, se puede citar Noches Mágicas en el Alcázar, con un show de luces y agua en los jardines de este monumento.
El espacio escénico más importante de la ciudad es el Teatro de la Axerquía, que es un recinto con graderío al aire libre, al estilo de los antiguos teatros romanos. Aquí no sólo tienen lugar obras dramáticas, sino también espectáculos de danza, humor y otros géneros. También acoge numerosas actuaciones musicales. No obstante, los grandes conciertos suelen realizarse en la Plaza de Toros de los Califas, con capacidad para unas 14.000 personas.
Este coso taurino es de primera categoría, y ello se explica por la gran tradición de la tauromaquia en esta ciudad. Como explicábamos en el apartado de museos, importantes figuras del toreo nacieron aquí, como Manolete o El Cordobés. La Feria taurina de la ciudad suele celebrarse a finales de mayo y principios de junio, aunque también se pueden organizar festejos en otras épocas del año.
Por lo que a deporte se refiere, el Córdoba CF es un club que transita las primeras divisiones de la Liga, y juega sus partidos en el Estadio Nuevo Arcángel.
Gastronomía típica de Córdoba
Cómo no, disfrutar de la cocina local es uno de los mejores planes que puedes hacer en Córdoba: el turismo gastronómico está en auge y se puede experimentar de diferentes maneras. Principalmente, sentados en la mesa de un buen restaurante, tapeando con los amigos o incluso aprovechando algunas de los eventos culinarios que se celebran aquí, como la Feria de la Tapa o el Córdoba Califato Gourmet.
Los dos barrios más animados en lo que a gastronomía se refiere son la judería y el centro, entendido por el entorno de la Plaza de las Tendillas. La primera puede considerarse la de restaurantes más enfocados al cliente foráneo y, por ello, también la de propuestas culinarias más sofisticadas. Y al tratarse de un barrio intercultural, eso también se refleja en la cocina, con propuestas que indagan en sabores exóticos y del pasado, como los de la gastronomía sefardí y musulmana. Además, aquí encontrarás locales de auténtico encanto, algunos de ellos con su comedor en un auténtico patio cordobés tradicional. Por su parte, alrededor de la Plaza de las Tendillas encontrarás locales ‘de toda la vida’, restaurantes que se nutren de ciudadanos de Córdoba y de turismo exterior. Suelen ser locales más amplios y con un rango de precios para todos los gustos
En ambos barrios podrás degustar propuestas locales. Aquí te mostramos algunos platos y productos típicos que no puedes dejar de probar si vienes a Córdoba de turismo, algunos de los cuales son famosos en toda España y muy representativos de la cocina andaluza:
Es toda una seña de identidad. Se parece mucho al gazpacho, pero con varias diferencias importantes. Sus ingredientes son parecidos (tomate, ajo, aceite de oliva y agua), pero su textura es más cremosa, en parte porque se le añade miga de pan. Y como colofón final, se lanzan trocitos de huevo duro y jamón.
Una de las propuestas culinarias favoritas de los ciudadanos locales. Es un rollo de jamón serrano y cinta de lomo, que se fríe tras rebozarse en pan rallado y harina. Algunas recetas añaden queso al rollito.
Muy sencillo y tradicional. A base de berenjena en rodajas o dados, que se enharina y se fríe. Y como toque final, se añade un hilo de miel.
Como no podía ser de otra forma, Córdoba también tiene su plato de pescado frito. Es este, a base de trozos de palometa rebozados en adobo (pimentón dulce, orégano, ajo y aceite de oliva), que después se enharina y se fríe.
Es el dulce por excelencia de la ciudad. Se trata de una torta de hojaldre rellena de cabello de ángel o cidra, a la que se puede dar un toque salado con trozos de jamón.
Añadimos este punto aquí, a pesar de que no se trata de una receta en su sentido más estricto, y no se puede disfrutar ni en la judería ni en el centro neurálgico. En realidad se trata de una manifestación costumbrista que tiene lugar en Los Villares o en las laderas de Sierra Morena, cocinando un perol, es decir, un guiso a la lumbre a base de arroz, carne (pollo, cerdo o conejo), verdura, champiñones y otros muchos ingredientes. El día más perolero, con más tradición de acudir a Los Villares, es el de San Rafael, el 24 de octubre.
Más info sobre Córdoba y su turismo
Aquí te ofrecemos información básica sobre tres cuestiones fundamentales durante tu viaje: cómo llegar, cómo moverte y dónde solicitar información (oficinas de turismo).
Aquí te ofrecemos información básica sobre tres cuestiones fundamentales durante tu viaje: cómo llegar, cómo moverte y dónde solicitar información (oficinas de turismo).
Cómo llegar y cómo moverse
Estos son los mejores medios de transporte para llegar hasta Córdoba.
En coche, por la autovía A-4 desde Madrid y Sevilla, por la A-45 desde Málaga y por la N-432 desde Extremadura y Portugal
En tren AVE de alta velocidad: es el medio elegido por muchos de los viajeros que vienen a Córdoba de turismo desde Madrid y Sevilla, pues su estación se inserta en dicha línea, pionera en España. Por medio de diferentes ramales, también se puede viajar así desde Málaga y Granada
En autobús: la estación se encuentra justo en frente de la estación del AVE. Algunas de las ciudades desde las que se puede llegar son Badajoz, Barcelona, Alicante, Cáceres, Jaén, Madrid, Murcia, Sevilla, San Sebastián o Valencia, entre otras.
En avión: no es la opción más cómoda, pues no cuenta con ningún aeropuerto en sus alrededores, aunque se pueden utilizar los de Sevilla, Jerez, Málaga o Granada
Otras formas de moverse por turismo en Córdoba
Y para recorrer Córdoba por turismo, puedes hacerlo en autobús urbano, operativo desde las 6.00 hasta las 23.30, en taxi o en vehículo de alquiler, con oficinas en el entorno de las estaciones de AVE y autobús.
Por último, encontrarás diferentes oficinas de información al visitante, donde te darán indicaciones sobre Córdoba, su turismo cultural, sus propuestas gastronómicas, su agenda de eventos, etc. Se encuentran en lugares estratégicos, como la plaza de las Tendillas o la estación de AVE. Aquí puedes consultarlas
Oficinas de turismo en Córdoba
Por último, encontrarás diferentes oficinas de información al visitante, donde te darán indicaciones sobre Córdoba, su turismo cultural, sus propuestas gastronómicas, su agenda de eventos, etc. Son las siguientes:
- Centro de Recepción de Visitantes. Plaza del Triunfo, s/n. Situada junto a la mezquita y el puente romano
- Oficina de la Estación de Tren-AVE-RENFE-ADIF Córdoba Central. Glorieta de las Tres Culturas, s/n. Situada en una de las grandes puertas de entrada para quien viene a Córdoba de turismo
- Calle Imágenes, 15. No es una oficina de turismo como tal, sino las oficinas del Patronato de Turismo de la Diputación de Córdoba, por lo que puede ser útil para formular alguna duda o hacer algún trámite relacionado con el turismo de la provincia