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Viajar a Sevilla: Turismo que conquista los 5 sentidos
Sevilla, el turismo es una de las grandes fuentes de riqueza de la ciudad. Y no es para menos: cuenta con atractivos de todo tipo, tanto culturales como de entretenimiento, gastronómicos y mucho más. A continuación te explicamos todo lo que debes saber si vas a visitar la capital de Andalucía.
Contenidos
UN POCO DE HISTORIA DE Sevilla
Si vienes a Sevilla de turismo, descubrirás que en sus monumentos principales hay una mezcla de estilos que no es fruto de la casualidad: el cruce de civilizaciones que ha poblado este territorio a lo largo de los siglos ha dado como resultado auténticas obras de arte. Y ahora les toca a los viajeros disfrutar de todo ello. Por tanto, conocer un poco mejor su historia te ayudará a valorar los atractivos turísticos sevillanos.
Los orígenes de la ciudad de Sevilla
La tradición dice que el fundador de Sevilla fue el héroe y semi dios fenicio Melkart, posteriormente asimilado a Heracles (cultura griega) y Hércules (cultura romana), quien llegó hasta el Estrecho de Gibraltar y, tras fundar Gadir, remontaría el Guadalquivir hasta la actual Sevilla. De hecho, una de las teorías más aceptadas sobre los orígenes de la ciudad nos remonta a la época fenicia, periodo en el que aquí había un asentamiento local en una isla del río Guadalquivir. Recordemos que los fenicios fueron una civilización eminentemente comercial y que este río ya poseía las condiciones de ser explotado para el comercio, por lo que todo indica que fundaron un enclave de este tipo en el entorno de la actual plaza del Salvador. Su nombre era Hisbaal, lo que suponía una referencia al dios Baal, uno de los más importantes del panteón de aquella civilización y protector del fuego purificante y el alma.
Más allá de la tradición y de las primeras fuentes históricas, lo cierto es que los restos arqueológicos más antiguos hallados en la zona del Real Alcázar datan del siglo IX a. C.
Y es muy probable que en aquel poblado nativo hubiera un cruce de influencias entre la civilización tartésica (que se extendía también por Cádiz y Huelva) y turdetana (indígenas del valle del Guadalquivir), y más adelante cartagineses, también llamados púnicos (procedentes del norte de África y herederos de la cultura fenicia).
Aunque apenas se conservan restos de aquel periodo, uno de los mejores ejemplos que puede contemplar un visitante que venga a Sevilla de turismo es el Tesoro del Carambolo: un conjunto de piezas de oro y cerámica descubierto en 1958 y datado entre los siglos VI y V a.C, que actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Sevilla.
La Sevilla Romana y Visigoda
Mucho cambió el panorama tras la segunda guerra púnica entre cartagineses y romanos: a partir del 206 a.C los conquistadores llegados de la Península Itálica reemplazan a dominadores cartagineses, fundando nuevas ciudades, como la cercana Itálica. Y más adelante, en el siglo I a.C, relanzan el asentamiento de la actual Sevilla, fundando la Colonia Julia Romula Hispalis. Según unas fuentes, lo hizo Julio César y según otras, el procónsul Gayo Asinio Polión.
De esa manera, comienza uno de los periodos más importantes para la historia sevillana: la época romana. Su crecimiento fue paulatino, pero llegó a ser uno de los centros industriales más importantes de la provincia Bética, cuya capital principal estaba en Corduba. A mediados del siglo I a.C contaba ya con muralla y foro.
La zona en la que se situaba la ciudad romana corresponde actualmente al entorno de la plaza de Alfalfa. Es aquí donde confluían el cardus y el decumanus, los ejes horizontal y vertical presentes en el urbanismo romano. Testimonios de esta floreciente época romana son algunos restos arqueológicos de Sevilla. El turismo de la ciudad los ha sabido explotar y entran dentro de los recorridos propuestos a los visitantes. Es el caso de los Caños de Carmona, parte del acueducto que abastecía de agua a la ciudad procedente del manantial de Santa Lucía (Alcalá de Guadaíra) y que fue reconstruido en época almohade.
Uno de los detalles llamativos de la Hispalis romana es que el cristianismo penetró pronto. Y prueba de ello es el martirio de las hermanas santas Justa y Rufina por negarse a abandonar su fe, acontecido a finales del siglo III d.C, por lo que ambas son muy veneradas en Sevilla. De turismo por la ciudad encontrarás importantes referencias a ellas, como una capilla en la Catedral. En su iconografía suelen representarse sosteniendo la Giralda, pues se cree que gracias a su intercesión se mantuvo en pie durante el terremoto de 1504. Dos de los grandes pintores españoles les dedicaron cuadros, visibles hoy en Sevilla: Velázquez, en la Fundación Focus, y Goya, en la catedral.
El cristianismo fue precisamente un nexo de unión entre los últimos tiempos romanos y la época visigoda, periodo de dominio de este pueblo de origen bárbaro. Es una etapa importante, puesto que la ciudad, renombrada Spali o Ispali, tuvo gran peso desde diferentes puntos de vista. A nivel político, porque fue la capital para varios reyes, antes de su traslado definitivo a Toledo. Por ejemplo, con Teudiselo, que murió aquí en 549 tras una conspiración de nobles sevillanos dirigida por Agila I. Este episodio, conocido como la Cena de las Velas, sigue siendo una leyenda muy presente en las explicaciones de los guías de Sevilla y en el turismo oscuro local. Y a nivel religioso, porque fue clave en la adopción definitiva del catolicismo frente al arrianismo: San Hermenegildo, precursor de aquel cambio, se sublevó en la ciudad y sufrió martirio, conservándose un templo en honor a él, junto a la Puerta de Córdoba. Contemporáneo a este santo es San Isidoro de Sevilla, arzobispo de la ciudad y venerado como uno de los Padres de la Iglesia latina.
La Sevilla Musulmana
Como ocurre en todo el sur peninsular, la conquista árabe fue una auténtica disrupción. La llevó a cabo desde 711 un ejército comandado por el general Muza (Mussa) y su hijo Abd al-Aziz ibn Mussa, este último encargado de asediar Ispali. Hasta 716 fue capital de la incipiente Al-Andalus, momento en que se trasladó a Córdoba. En cualquier caso, se mantuvo como capital de una cora, lo que dio pie más adelante a ser capital de su taifa.
En este periodo, el nombre de la ciudad se arabizó, cambiando a Isbiliya. La dominación se consolidó mediante concesiones a cristianos islamizados (muladíes) frente a los que se mantenían en su fe cristiana (mozárabes), que llamaban a su ciudad Ixbilia, derivando más tarde en Sivilia, antecedente del actual nombre de Sevilla. Su mezquita aljama o mayor estaba en lo que hoy es la iglesia del Salvador.
Fue un periodo de gran riqueza cultural y económica. Prueba de ello es que fue objeto de un famoso ataque vikingo de 844, que provocó una rápida respuesta del emir Abderramán II desde Córdoba, la captura de centenares de invasores y una mejora del sistema defensivo de la ciudad. Esa rápida y decidida respuesta ilustra su fortaleza, mucho mayor que la de otros territorios carolingios y anglosajones que también sufrieron ataques, con respuestas más tibias.
Tras la caída del Califato de Córdoba, Sevilla pasó a ser capital de su taifa en el siglo XI, de gran prosperidad pero de relativa debilidad militar. Eso propició que los cristianos castellanos realizaran incursiones desde el norte y a finales de siglo el rey taifa Al-Mutadid comprara su paz, convirtiéndose en reino tributario de Castilla.
En la centuria siguiente, la situación cambió: fue invadida por almorávides y almohades desde el norte de África, musulmanes mucho más estrictos y beligerantes, que llevaron a cabo un nuevo proyecto unificador de los territorios islámicos de la Península Ibérica. Con el almohade Abu Yaqub Yusuf, a finales de siglo XII, Sevilla pasó a ser capital de Al-Andalus y una ciudad muy influyente, como demuestra el asentamiento de comerciantes procedentes de Génova y Pisa. Además, se llevaron a cabo importantes proyectos: grandes mejoras en infraestructuras, la ampliación del Alcázar y una nueva mezquita mayor, en el solar de la actual catedral. De ella se mantiene uno de los símbolos de Sevilla y su turismo: la Giralda, con su famosa decoración sebka. También es almohade otro icono de la ciudad: la Torre del Oro, una torre albarrana defensiva.
La Sevilla Cristiana tras la reconquista
Otro punto de inflexión en la historia de Sevilla es el momento de su reconquista cristiana. Tuvo lugar en 1248 en tiempos de Fernando III el Santo, tras la toma de las cercanas plazas de Córdoba y Jaén, y tras un asedio de quince meses. Desde entonces, Sevilla pasó a ser una de las ciudades que con más frecuencia alojaban a la corte real castellanoleonesa. De hecho, Fernando III murió en el Alcázar poco después y fue enterrado en la Capilla Real de la recién estrenada y consagrada catedral, que siguió usando la estructura de la mezquita mayor musulmana. Su epitafio estaba escrito en latín, castellano, árabe y hebreo, lo que demuestra su carácter protector de todas las religiones presentes en sus reinos, como hacíamos referencia a ello en la página dedicada a los judíos de Andalucía.
Su hijo Alfonso X siguió sus pasos y también está sepultado en dicha Capilla Real. Fue un rey que promocionó enormemente la ciudad, fundando un Estudio General, construyendo diferentes parroquias como la de Santa Ana, la torre de don Fadrique y, sobre todo, el Palacio Gótico del Real Alcázar, otro lugar que no debes perderte si vienes a Sevilla de turismo. También data de esta época el famoso emblema de la ciudad: ‘NO madeja DO’, que hace referencia a la fidelidad de la ciudad durante la rebelión de su hijo Sancho. Es decir: “no me ha dejado” o “no me ha abandonado”.
El siglo XIV fue más complicado a nivel económico y social, con episodios muy negativos. Principalmente, la peste de 1348 y el terremoto de 1355. La comunidad judía sirvió de chivo expiatorio por medio de encendidas predicaciones, derivando en la revuelta antijudía de 1391 que vació la judería de la ciudad mediante asesinatos, expulsiones y conversiones. No obstante, en este periodo la ciudad siguió siendo sede real con frecuencia, como demuestra el Palacio Mudéjar del Real Alcázar, ordenado construir por Pedro I el Cruel, que representa otro lugar imprescindible para quienes visitan Sevilla por turismo.
La centuria siguiente fue mejor, con recuperación demográfica y económica. La ciudad tenía una gran ceca, diferentes industrias y, sobre todo, un gran desarrollo del comercio marítimo de larga distancia. Su población entonces podría rondar las 30.000 personas. A nivel religioso, en cambio, se siguió promoviendo un férreo control, que derivó en la instalación aquí del primer Tribunal de la Inquisición a finales de siglo.
Sevilla, capital comercial tras el Descubrimiento de América
La situación de Sevilla a finales del siglo XV le permitió posicionarse como la gran ciudad comercial del siglo XVI tras el Descubrimiento de América, de gran importancia en las rutas mercantiles europeas y con presencia de una población muy internacional. Ostentó el monopolio con América, siendo el gran puerto de salida para los viajes transoceánicos, con la Real Casa de Contratación como institución fiscalizadora de todo el comercio con el Nuevo Mundo. Condiciones que también provocaron un boom demográfico, llegando a los casi 130.000 habitantes a finales de siglo. Sirva para valorar la magnitud de esa cifra de población la que tenía la recién creada capital del imperio español, Madrid, que probablemente rondaría los 90.000 para entonces. Por tanto, en la época en la que España era la gran potencia mundial, Sevilla era su ciudad principal.
Culturalmente, también fue una centuria muy próspera, pues la ciudad se situó como un gran referente durante el Siglo de Oro en literatura, pintura y escultura, entre otras disciplinas. Y a nivel monumental, también es el más importante para Sevilla. Su turismo gira en torno a muchas construcciones acontecidas en el siglo XVI, así como construcciones de difícil visita pero simbólicas para la sociedad andaluza. Por ejemplo, la finalización de la catedral de Sevilla, la Casa Consistorial, la Casa de Pilatos o el Hospital de la Sangre (hoy parlamento andaluz).
Una situación parecida se mantuvo a comienzos del siglo XVII, cumbre del barroco sevillano con artistas nacidos o asentados en la ciudad: pintores como Velázquez, Murillo y Zurbarán o escultores como Juan Martínez Montañés. En cuanto a la arquitectura, destacan el Palacio de San Telmo (hoy Presidencia de la Junta de Andalucía) y numerosas iglesias que se pueden visitar todo el año y que brillan especialmente durante la magnífica Semana Santa.
Sin embargo, a mediados de siglo comienza una progresiva decadencia demográfica y económica, en sintonía con el declive del imperio español, agravado por la fuerte epidemia de 1649 y un cierto espíritu de repliegue interior una vez que la Contrarreforma se impuso, pasando a ser una ciudad con un peso cada vez mayor de los monasterios y conventos.
De los Borbones a la actualidad
La puntilla a este declive económico se lo dio la decisión del rey de la nueva dinastía Borbón, Felipe V, de trasladar la Casa de la Contratación a la vecina Cádiz a comienzos del siglo XVIII. No obstante, eso no significó que esta dinastía diera la espalda a la ciudad. De hecho, desde 1729 hasta el 1733 tuvo lugar el Lustro Real, periodo en el que este monarca tuvo su residencia en la ciudad hispalense, surtiendo como leve revulsivo cultural para la Sevilla. Y su turismo saca partido de ello. Algunos ejemplos de ello son la Real Fábrica de Tabacos, hoy sede de la Universidad, o la portada del Palacio Arzobispal, ambos en el estilo barroco imperante en la época.Otro monarca que aportó su granito de arena a la ciudad fue Carlos III. Su mayor logro fue la fundación del Archivo de Indias, creado por él para centralizar la documentación referente al comercio de ultramar, e instalado en el edificio herreriano visitable en la actualidad. Hoy es un importante símbolo de Sevilla y su turismo, pues está declarado Patrimonio de la Humanidad, junto a la catedral y el Real Alcázar.
Menos productivo fue el siglo XIX con sus sucesores, iniciándose con una fuerte epidemia de fiebre amarilla.
Además, en 1810 fue tomada por los franceses en el marco de la Guerra de la Independencia, de manera negociada y sin derramamiento de sangre, aunque sí lo hubo en la batalla de liberación. Solo se produjo cierto progreso en las últimas década del siglo, con el impulso del ferrocarril, ejemplo de lo cual es la estación de Plaza de Armas (ya en 1901) aunque ello también conllevó una fuerte pérdida patrimonial por el derribo de las murallas y la expansión de la ciudad hacia el este y el sur. Las desamortizaciones también hicieron desaparecer muchos conventos, aunque buena parte de sus obras forman hoy el Museo de Bellas Artes de Sevilla: en turismo cultural, esta es una de las grandes joyas de la ciudad.
Los años centrales del siglo XX son duros, con las tensiones políticas que desembocaron en la Guerra Civil y la posterior posguerra. Sin embargo, antes y después de este periodo oscuro hubo luces que todavía hoy iluminan Sevilla y su turismo. Hablamos de las dos Exposiciones internacionales. La Iberoamericana de 1929, de la cual se conserva la espectacular Plaza de España, y la Universal de 1992 en la Isla de La Cartuja, que sirvió para que la ciudad se abriera de nuevo al mundo y se pusiese en el escaparate de los viajes internacionales.
De hecho, para Sevilla el turismo es hoy uno de los sectores más importantes de la ciudad, con más de 3 millones de turistas anuales. Y se ha convertido en una ciudad abierta y dinámica, con una gran importancia del sector público por ser la capital de la comunidad autónoma de Andalucía, pero también con pujanza del sector privado y los servicios, como demuestra el rascacielos de la Torre de Sevilla y otros desarrollos.
QUÉ VER Y QUÉ HACER EN SEVILLA
Hay mucho que ver en Sevilla. Su turismo engloba numerosos edificios civiles, plazas, templos religiosos, parques, barrios con encanto, puentes y un largo etcétera de lugares, por lo que caminar por ella con la cabeza levantada será todo un placer.
En el casco antiguo se encuentran los principales lugares de interés, por ejemplo los numerosos templos religiosos de Sevilla. El turismo se concentra a menudo en la Catedral, con su famosa Giralda. Y no es para menos, pues su arquitectura musulmana, gótica renacentista y barroca deslumbra a cualquiera, por dentro y por fuera. Pero hay mucho más, pues todas las iglesias son ricas en decoración y están en muy buen estado de conservación gracias a que todavía hoy son muy frecuentadas por los sevillanos: San Luis de los Franceses, el Real Monasterio de Santa Inés, Santa María la Blanca, la iglesia del Salvador…
Los edificios civiles de Sevilla son también espectaculares y representan más de 10 siglos de historia. Uno de los más simbólicos es el Real Alcázar, usado por árabes en la Alta Edad Media, por reyes cristianos en la Baja Edad Media y por monarcas de los Austrias y los Borbones en los últimos siglos, y todos ellos dejaron su impronta. El Archivo de Indias, el mayor referente para conocer la época colonial española, la Casa de Pilatos, el palacio de San Telmo (sede de la Junta de Andalucía) o el Ayuntamiento son otros bellos ejemplos palaciegos.
En el entorno del río Guadalquivir hay también lugares de interés para quienes vienen a Sevilla de turismo: la Torre del Oro, la Plaza de España o el Parque de María Cristina, así como el barrio de Triana. Y en cuanto a la Sevilla más contemporánea, caben destacar las Setas de la Plaza de la Encarnación o la Torre Sevilla de CaixaBank.
La cultura está viva en Sevilla: su turismo gira en buena medida en torno a ella. Por ejemplo, a nivel museístico, con importantes centros de arte como el Museo de Bellas Artes, el Arqueológico o la Casa Museo de Murillo, entre otros muchos. El teatro de la Maestranza o el Lope de Vega acogen numerosas representaciones. El calendario cultural sevillano se compone también de festivales, como la Feria del Libro o el Festival de Cine Europeo.
En lo que respecta a las fiestas tradicionales, la ciudad ofrece numerosas propuestas durante todo el año. Las más importantes son la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional, la Feria de Abril, la Romería al Rocío o la Navidad, entre otras.
Por otro lado, venir a Sevilla de turismo sirve para conocer la gastronomía local, muy rica y variada, ya sea en tabernas para el ‘tapeo’ o en restaurantes para degustar los platos típicos locales. Algunas de las recetas con las que disfrutará tu paladar son el gazpacho andaluz, los huevos a la flamenca, el bacalao con tomate, el pescaíto frito, el cocido andaluz, el rabo de toro, la pringá o las espinacas con garbanzos.
Hay mucho que ver en Sevilla. Su turismo engloba numerosos edificios civiles, plazas, templos religiosos, parques, barrios con encanto, puentes y un largo etcétera de lugares por los que caminar con la cabeza levantada. A continuación agrupamos estos lugares de interés por su temática, aunque también puedes organizar tus recorridos por barrios o siguiendo otros criterios
Sevilla: turismo religioso
En el casco antiguo se encuentran los principales monumentos de Sevilla. El turismo se concentra a menudo en la Catedral. Y no es para menos: fue declarada Patrimonio de la Humanidad y, sin duda, una de las mejores de toda España. Mezcla diferentes estilos artísticos en su construcción (almohade, gótico, renacentista, barroco…), reflejo del cruce de civilizaciones que ha habido en la ciudad.
Su elemento más antiguo data de finales del siglo XII: su famosa Giralda. Era el alminar de la mezquita mayor en época almohade, construido en el habitual ladrillo, y deslumbra por su exótico estilo decorativo musulmán, como las tramas de sebka o los arcos de herradura y polilobulados. De hecho, sorprende su parecido con otros alminares famosos de Marruecos, con los que está emparentada: el de la Kutubia de Marrakech y la Torre Hassan de Rabat. A mediados del siglo XVI se decidió añadir un cuerpo de estilo renacentista, rematado por ‘el Giraldillo’, una escultura que representa a la Fe católica.
Exteriormente hay otros muchos atractivos. Su conjunto es de estilo gótico, con su armonioso juego de pináculos y arbotantes. Fue construido en el siglo XV y principios del XVI, una vez tomada la decisión de derribar la estructura almohade que, tras consagrarse y modificarse muy levemente, se seguía usando para el culto católico.
Se emplean diferentes piedras calizas y cuenta con numerosas fachadas y sus respectivas portadas. Destacan la principal o de la Asunción (ya del siglo XIX), la de Palos, la de Campanillas y la del Perdón. Está última da acceso a otro elemento reseñable: el Patio de los Naranjos, espacio abierto que forma parte del conjunto de la catedral y que es otra herencia de la mezquita almohade, pues era el patio de las abluciones. Hoy es un espacio de reposo y paz desde donde se puede admirar la Puerta de la Concepción.
El interior de la catedral no desmerece, ni mucho menos, a su bello exterior. Configurada en cinco naves, llama la atención su planta salón, casi cuadrada (116 x 76 metros). Esto se explica porque ocupa el espacio de la sala de oración de la mezquita almohade. Cuenta con numerosos pilares, sosteniendo un total de 60 bóvedas ojivales, de estilo gótico. La del crucero es la más alta, alcanzando los 37 metros, lo que da cuenta de la dimensión colosal del templo. El elemento que más resalta es, lógicamente, la Capilla Mayor, con su espectacular retablo, obra maestra del arte español y uno de los más grandes de la cristiandad. Su diseño se debe, principalmente, al escultor flamenco Pedro Dancart, a finales del siglo XV. Aloja la imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad. Frente a él, el coro de madera con más de 120 sitiales de diferentes maderas.
Por el resto del interior se disponen numerosas capillas y altares, con obras de arte de gran valor, como el cuadro La visión de San Antonio de Bartolomé E. Murillo en la capilla de San Antonio. Pero la más importante es sin duda la Capilla Real, que hace las veces de cabecera y donde se conservan los restos de Fernando III el Santo, su esposa la reina Beatriz de Suabia, Alfonso X el Sabio y Pedro I el Cruel, entre otros miembros de la realeza española. También está en la catedral la tumba de Cristóbal Colón, en las cercanías de la Puerta de San Cristóbal. Otras dependencias de interés para quien visita la catedral de Sevilla por turismo son la Sala Capitular, con su bella bóveda renacentista, la Sacristía de los Cálices, con el cuadro Las santas Justa y Rufina de Francisco de Goya, y la Sacristía Mayor.
Otros templos religiosos de Sevilla
Aunque se pueden emplear varias horas para visitar la catedral de Sevilla, el turismo religioso de la ciudad se nutre también de otros muchos templos, así que te recomendamos guardar fuerzas para ellos. Muchas de estas iglesias se emplazan también en el casco antiguo, siendo ricas en decoración y con un muy buen estado de conservación gracias a que todavía hoy son muy frecuentadas por los sevillanos.
Una de ellas es la parroquia de Omnium Sanctorum, del siglo XIII en estilo gótico-mudéjar y con un bello campanario que fue alminar de mezquita. De época y estilo similar es la iglesia de San Marcos, junto a la Puerta de la Macarena, con una torre que también fue alminar y cuya decoración está muy influida por la Giralda. La iglesia de Santa María la Blanca también es fascinante: fue mezquita, luego sinagoga hasta la revuelta antijudía de 1391 y desde entonces es iglesia. Lo más destacado es su interior, reformado en el siglo XVII en lo que para muchos es el cénit de la yesería barroca. Y hay otras muchas más dentro del grupo de denominadas iglesias gótico-mudéjares, como son San Juan de la Palma, San Julián, Santa Catalina, Santa Marina, San Isidoro, San Pedro, San Andrés…
La iglesia colegial del Salvador también tiene mucha historia, pues aquí estuvo la primera mezquita mayor (siglo IX) hasta que se construyó la almohade de la Giralda: esta iglesia es la segunda más grande de Sevilla, solo por detrás de la catedral, y tiene interesantes obras escultóricas, como el retablo portada de la Capilla Sacramental, o cristos en madera de Juan de Mesa y Martínez Montañés.
La lista de templos del casco antiguo es mucho más amplia, pero si vienes a Sevilla por turismo también deberías anotar la de San Luis de los Franceses, de comienzos del siglo XVIII, promovida por la Compañía de Jesús para, entre otras cosas, tender puentes con la nueva monarquía borbónica de origen francés en España. Se considera una de las más suntuosas de la ciudad, con elementos llamativos como sus numerosas columnas salomónicas. No nos podemos olvidar tampoco de la Basílica de la Macarena, de reciente construcción pero de gran devoción popular, donde aquí se encuentra la talla de esta advocación mariana, patrona de los toreros.
También merece la pena destacar la modalidad de iglesia-hospital, muy radicada en la Sevilla barroca. Uno de los más importantes fue el de la Caridad, con una bella fachada enfoscada en blanco y azulejería azul. En su interior, lo más destacado son sus pinturas, en especial los famosos lienzos de Valdés Leal que representan una imponente reflexión sobre la vida y la muerte. Además, el casco antiguo está ‘salpicado’ de conventos, como el de Santa Clara, que mantiene su encanto aunque es difícil de visitar dada su regla de clausura. En su patio interior, además, se levanta la Torre de Don Fadrique, de la época de Alfonso X el Sabio.
Y si te alejas un poco del centro, también descubrirás interesantes sorpresas en forma de templos religiosos que bien valen una visita. Desde un punto de vista histórico es interesante la iglesia de Santa Ana, pues fue la primera de nueva planta tras la conquista cristiana, y data también de la época de Alfonso X.
Además, si te interesan las celebraciones religiosas, puedes echar un vistazo a la sección de Cultura y tradición, donde hablamos de la Semana Santa y otras fechas señaladas en el calendario litúrgico.
Monumentos Civiles de Sevilla
Como has podido comprobar, la religión ocupa un lugar destacado en la arquitectura monumental de la ciudad, pues la Iglesia desarrolló el papel de mecenas durante mucho tiempo. Pero en Sevilla, el turismo también se nutre de edificios históricos que te dejarán con la boca abierta. En este sentido, el Real Alcázar es, junto con la catedral, la otra gran joya universal de la ciudad, motivo por el que comparte con ella el título de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El Real Alcázar es, en realidad, l a suma de varios palacios reales, de ahí que a veces se le denomine ‘Reales Alcázares’. Su nombre deriva del árabe y significa palacio fortificado, pues esa fue la función original de este lugar ya desde sus orígenes en el siglo X. No obstante, a pesar de su nombre, de época musulmana quedan pocos vestigios, y en la actualidad la visita nos remite más bien a las residencias posteriores castellanas. Sin embargo, es innegable su estilo exótico y de influencia islámica, puesto que muchos de sus elementos se realizaron en estilo mudéjar, que es la combinación de elementos cristianos con decoración andalusí, llevada a cabo por aparejadores musulmanes. En cualquier caso, también hay espacios góticos y añadidos renacentistas y barrocos en el conjunto.
Podrás conocerlo por dentro cuando vengas a Sevilla de turismo… si tu viaje no coincide con el de los Reyes de España, puesto que aún se mantiene como la residencia oficial de los monarcas durante sus estancias en esta ciudad andaluza. Pero eso sucede solo de vez en cuando, mientras que los turistas sí visitan a diario esta joya universal: la cifra se acerca a los 2 millones de visitantes al año.
Tras la espectacular Puerta del León, la visita comienza por el Patio del Yeso, que es precisamente uno de los pocos elementos almohades que se conservan, para dar paso al Patio de la Montería, donde se mantiene en pie un lienzo de la muralla original. Tras ello se llega al Cuarto del Almirante y la Casa de Contratación, con su Virgen de los Navegantes a la que se encomendaban muchos viajeros de ultramar. Después, los dos platos fuertes. En primer lugar, el Palacio Mudéjar (o de Pedro I), con obras cumbre del arte de este estilo, como la cúpula del Salón de Embajadores. Y en segundo lugar, el Palacio Gótico, edificado por Alfonso X el Sabio aunque la mayor parte de la decoración es posterior. Por último, los bonitos jardines nos recuerdan la importancia que la naturaleza tiene siempre en la cultura islámica, como elemento purificador. Interesante es también el Pabellón de Carlos V y otros rincones monumentales, como la Puerta de Marchena.
De un estilo mucho más sobrio pero muy elegante es el tercer edificio Patrimonio de la Humanidad: el Archivo General de Indias, una institución creada a de finales del XVIII por Carlos III, instalada en el edificio herreriano de finales del XVI, situado junto a la catedral y que sirvió en su momento de Lonja y de Casa de Contratación.
A escasos 500 metros está otro de los símbolos de Sevilla y su turismo: la Torre del Oro. Se trata de una torre albarrana situada junto al río Guadalquivir. Su nombre ha dado lugar a muchas especulaciones, aunque lo más probable es que se llamara así por el reflejo dorado que generaba su enfoscado con paja prensada. Fue construida en época almohade a comienzos del siglo XIII y su cuerpo cilíndrico superior se colocó a modo de remate a finales del XVIII.
Su importancia estratégica era enorme, pues servía de defensa militar al puerto, que fue siempre el gran motor económico de la ciudad. En la actualidad alberga un museo naval, que ilustra la importantísima historia marítima de Sevilla. Su turismo sigue apoyándose en buena medida en ella, siendo el marco perfecto para grandes celebraciones, como el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, una expedición que salió de Sevilla en 1519 comandada por Fernando de Magallanes y concluyó aquí también tres años después, capitaneada por Juan Sebastián Elcano.
La Torre del Oro forma parte de ese bello panorama que se abre a orillas del río Guadalquivir, pero no es el único monumento de la zona. Algunos puentes que cruzan esta arteria de agua son motivo de orgullo para los sevillanos, como por ejemplo el puente de Isabel II, llamado así porque se construyó en tiempos de su reinado, en 1852, siendo por tanto uno de los puentes de hierro más antiguos del país.
En este entorno hay otros monumentos de interés. Por ejemplo, la Plaza de Toros de la Maestranza, uno de los cosos taurinos más importantes del país. Construida entre los siglos XVIII y XIX, cuenta con capacidad para 11.000 espectadores. Es el lugar en el que se celebran grandes festejos, como el de las corridas de la Feria de Abril. Desde el paseo de Colón nos ofrece su imagen más bella, con su elegante y luminosa Puerta Grande.
En cambio, al otro lado del Puente de San Telmo, se levanta el Palacio de San Telmo, famoso en España por ser la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, la comunidad autónoma más poblada de país. Precisamente por ello, las visitas a su complejo se realizan en horarios bastante reducidos y en grupos concertados. Sin embargo, admirar su exterior bien vale la pena, con su espectacular portada barroca. A sus espaldas está la Universidad de Sevilla: al turismo de la ciudad aporta su edificio principal, la antigua Real Fábrica de Tabacos, un precioso edificio del siglo XVIII, a caballo entre el estilo barroco y el neoclásico.
Pero la riqueza de Sevilla en turismo va mucho más allá y cuenta con otros muchos edificios espectaculares repartidos por el resto del centro. Por ejemplo, la Casa de Pilatos, construido entre los siglos XV y XVI, propiedad de la Casa Ducal de Medinaceli. Para describirlo, nada mejor que el Premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela: “[palacio] con su mudéjar, su gótico y su plateresco revueltos en muy equilibrada elegancia”. Otros importantes linajes también contribuyen al patrimonio arquitectónico sevillano, como por ejemplo la famosa Casa de Alba con su Palacio de las Dueñas: sus estilos gótico-mudéjar y renacentista están en perfecto equilibrio con la naturaleza que sorprendentemente se abre en su interior, a pesar de estar en pleno casco urbano. El poeta sevillano Antonio Machado nació aquí y a él alude en su legendario poema Retrato: “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla / y un huerto claro donde madura el limonero”.
Otros dos edificios monumentales que podemos citar aquí son el Hospital de las Cinco Llagas, también llamado Hospital de la Sangre, y la Casa Consistorial. Y los elegimos no solo por motivos estéticos sino también políticos. El primero es una elegante y sobria construcción de estilo renacentista, de mediados del siglo XVI, que en actualmente alberga la sede del Parlamento andaluz. Y el segundo es la sede del Ayuntamiento local, que a nivel artístico destaca por ser uno de los primeros edificios platerescos, de comienzos del XVI (fachada a la plaza de San Francisco), aunque su fachada reciente, en estilo neoclásico, tampoco desmerece (la que da a la plaza Nueva).
Otros espacios de interés en la ciudad de Sevilla
En Sevilla, el turismo cultural y monumental también alcanza otros lugares menos cercanos al casco antiguo. Por ejemplo, la espectacular Plaza de España, un deslumbrante ejemplo de arquitectura regionalista proyectada por Aníbal González con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Diseñada en forma de semicírculo o semi elipse, cuenta con un pequeño canal de agua, un prominente cuerpo central y dos grandes torres en los extremos. El conjunto emplea mayoritariamente ladrillo visto, cerámica colorida, artesonado de madera en las techumbres interiores y mármol en las columnas. Grupos de bancos dividen el espacio en 48 partes, correspondientes a las provincias españolas de aquel entonces.
En realidad, la Plaza de España es solo una parte del conjunto monumental que nos legó la Exposición Iberoamericana de 1929. La otra plaza del conjunto es la de América, donde se encuentra el Museo Arqueológico de Andalucía, al otro lado del Parque de María Luisa. Este parque es probablemente la zona verde más querida por los sevillanos, con un tamaño de unas 40 hectáreas. Formaba parte de los jardines del Palacio de San Telmo, pero a finales del siglo XIX fue donado a la ciudad por la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, de ahí su nombre.
Otro de los lugares de esparcimiento favoritos de los sevillanos es la Alameda de Hércules. De hecho, se considera uno de los más antiguos de España, puesto que sus orígenes como jardín o parque se remontan al siglo XVI. Se encuentra en el barrio de la Macarena, al norte del casco antiguo. Sus elementos más famosos son las dos columnas situadas al inicio, de época romana y procedentes de un templo que se situaba en la actual calle Mármoles, donde aún permanecen tres de ellas. Las dos columnas superiores, copias de otras de época romana, representan a Hércules y Julio César que, a su vez, serían una alegoría de los monarcas Carlos I y Felipe II.
Como decíamos, a lo largo del río Guadalquivir se levantan diferentes puentes monumentales, símbolos de la Sevilla más moderna. Además del de Isabel II, hay otros puentes alejados del centro pero imponentes a la vista. El más destacado es el puente del Alamillo, una de las primeras grandes obras del reputado arquitecto Santiago Calatrava, en 1992. También se levantó por aquel entonces otra estructura simbólica: el Puente del IV Centenario, uno de los puentes atirantados más grandes del país.
Pero si hablamos de arquitectura contemporánea de Sevilla, el turismo de la ciudad ha abrazado dos grandes iconos: la Torre Sevilla y las Setas. La primera fue el rascacielos pionero en la capital, con 180 metros de altura, ubicado en la Isla de la Cartuja. Y las segundas son una original obra de Jürgen Mayer en la Plaza de la Encarnación, hecha principalmente en madera laminada. Su nombre original es Metropol Parasol y funciona como mirador, plaza de espectáculos y museo arqueológico.
Por último, otro de los espacios más visitados en Sevilla por el turismo nacional y extranjero es Triana. Se trata de un barrio de la ciudad que, si bien no cuenta con un patrimonio monumental tan espectacular como el casco histórico, el ambiente que se respira aquí es genuino, dotando a la zona de una gran personalidad. Su plaza principal es la del Altozano y aún hoy conserva espacios de gran popularidad como el Mercado de Triana, levantado sobre los restos del castillo de San Jorge. La capilla del Carmen, del mencionado Aníbal González, y la iglesia de nuestra señora de la O son otros lugares destacados. Además, otro de los atractivos del barrio es tomarse algo en los bares situadas a orillas del Guadalquivir, desde donde se disfrutan las panorámicas más agradables de la ciudad.
Cultura y Tradición en Sevilla
En Sevilla, el turismo se apoya con fuerza en la cultura y la tradición, dos conceptos muy vivos que a veces se funden entre sí, conquistando las calles de la ciudad. Por lo que respecta a los centros expositivos, estamos ante una de las mejores ciudades de Andalucía en este sentido, como es de esperar por su condición de capital de la región. Por ello, hay algunos museos interesantes que podemos destacar a continuación:
- Museo de Bellas Artes: en cuanto a artes plásticas, es el más importante de la ciudad, y probablemente de toda Andalucía. Se ubica en el antiguo convento de la Merced y se trata de un museo imprescindible para conocer la obra de Bartolomé Esteban Murillo, pero también para descubrir el periodo de juventud de Diego Velázquez. Otros artistas ampliamente representados son maestros del barroco andaluz y español, como Francisco de Zurbarán o Valdés Leal en pintura, o Martínez Montañés, Pedro de Mena o Juan de Mesa en escultura
- Fundación Focus: situada en el Hospital de los Venerables, es otro espacio en el que admirar el barroco andaluz, en especial obras de Velázquez. También se exponen lienzos de Zurbarán, Murillo, Pacheco o Herrera el Viejo.
- Museo Casa de Murillo: ubicado en una de las residencias que tuvo este pintor sevillano, donde se organizan exposiciones temporales sobre su vida y obra, junto con las de otros artistas de su época
- Museo catedralicio: aquí se exponen algunas obras de arte procedentes de la catedral, para una mejor admiración
- Archivo General de Indias: en este edificio Patrimonio de la Humanidad se pueden visitar hoy numerosas exposiciones temporales, la mayoría de ellas relacionadas con los viajes transoceánicos. Cada mes, se expone una pieza importante del Archivo al público, contextualizada
- Museo Arqueológico de Andalucía: es el más importante de este tipo en la región, aunque está llevando a cabo una profunda remodelación de sus instalaciones. Entre sus objetos de mayor interés destacan mosaicos y esculturas procedentes de yacimientos romanos, como los de Itálica o piezas metálicas de época tartésica, como probáblemente sea el Tesoro del Carambolo
- Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC): ubicado en la Isla de la Cartuja, es uno de los grandes referentes de la región en relación a las nuevas tendencias artísticas y creadores emergentes. Además, posee obras de reconocidos artistas de nuestro tiempo como Francis Bacon, Pablo Palazuelo, Manolo Millares o Cristina Iglesias
- Casa de Pilatos: como decíamos, este bello edificio renacentista bien merece una visita por la estructura misma, pero también muestra obras artísticas interesantes, como frescos de Francisco Pacheco, una obra de pequeño formato de Francisco de Goya o un bodegón de Giuseppe Recco
Además de estos museos de arte e historia, existen otros de carácter temático, recomendables para quien viene a Sevilla de turismo. Es el caso del Museo de Cerámica de Triana, el Museo de Costumbres y Artes Populares en la Plaza de América, el Museo Naval de la Torre del Oro, el Museo Histórico Militar de la Plaza de España, el Museo del Baile Flamenco cerca de la Plaza de la Alfalfa, el Museo Taurino de la Maestranza o el Museo de Carruajes junto a la Plaza de Cuba.
Grandes manisfestaciones Culturales
Como decíamos, venir a Sevilla de turismo en fechas señalas te permitirá conocer las tradiciones en primera persona. La más universal es la Semana Santa de Sevilla, declarada de Interés Turístico Internacional, interesante por la devoción religiosa que demuestran las gentes de la ciudad y por las auténticas obras de arte que se sacan en procesión. Entre los pasos más destacados están el Juan de la Pasión de Juan Martínez Montañés y el Jesús del Gran Poder de Juan de Mesa, así como espectaculares vírgenes bajo palio. En total, más de 70 procesiones desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección. Algunos de los momentos más importantes son la madrugá del Jueves Santo con la salida de la Virgen de la Macarena de su basílica y la Esperanza de Triana (entre otras muchas) y la tarde del Viernes Santo con la procesión del Cachorro sobre el puente de Triana.
También es muy sentida en Sevilla la procesión del Corpus Christi, al igual que en otras ciudades españolas. Es el mejor momento para admirar en su apogeo la custodia de Juan de Arfe, una obra maestra de este platero de descendiente de una estirpe familiar de orfebres, datada en la segunda mitad del siglo XVI. También salen en procesión otras muchas tallas, como las de Santa Justa y Santa Rufina, San Isidoro o San Fernando.
Y también de carácter religioso es la Navidad sevillana, aunque la disfrutan por todo lo alto creyentes y no creyentes. La ciudad se ilumina y se decora con esmero, organizando exposiciones de belenes y ofreciendo degustaciones de dulces de convento, interpretaciones de villancicos, etc. Se montan mercadillos, siendo los principales el de Nervión y el de Artesanía frente al Ayuntamiento.
TURISMO DE DIVERSIÓN Y OCIO EN Sevilla
Otro de los puntos fuertes de Sevilla es el turismo de ocio y gastronomía. Se trata de una ciudad muy animada, con numerosas ofertas de entretenimiento durante todo el año, entre los que se incluyen las propuestas culinarias, los conciertos musicales, los eventos deportivos o los planes con niños.
Si nos centramos en los eventos más destacados del calendario anual, sin duda destaca la Feria de Abril, que se celebra una o dos semanas después de Semana Santa. Su epicentro es el Real de la Feria, un gran recinto en el que se montan sus famosas casetas ricamente decoradas, así como atracciones, tómbolas y otros puestos de entretenimiento. El ambiente que se respira en la Feria, desde el momento de atravesar la gran portada iluminada con miles de bombillas, es algo indescriptible que solo puede llegar a comprender quien se acerque a Sevilla de turismo: sus carruajes de caballos, sus trajes tradicionales en niños y adultos de todas las edades, su aroma a pescaíto frito acompañado con vino manzanilla, el ritmo contagioso de las alegres sevillanas… Y para los taurinos, la feria de toros más importante de la ciudad, en la Plaza de la Maestranza.
Pero hay muchas más propuestas en Sevilla en turismo de ocio, quizás con una magnitud menor pero de gran interés para visitantes de diferentes gustos. Por ejemplo, aquí se celebra la Bienal de Flamenco, todo un escaparate para figuras emergentes, que tiene lugar simultáneamente en diferentes teatros y salas de la ciudad. De gran renombre internacional es también el Festival de Cine Europeo o la Feria del Libro. Y, sobre todo, el Salón Internacional del Caballo (SICAB), una feria dedicada exclusivamente a la pura raza española, bajo cuyo paraguas se celebran muchos campeonatos y exhibiciones.
Más allá de estos eventos periódicos de Sevilla, el turismo de ocio y diversión abarca otros recintos multitudinarios. Por ejemplo, la escena dramática, que tiene como referentes al Teatro de la Maestranza y al Lope de Vega, entre otros. La ciudad ha sido y es un buen destino para los conciertos de música, puesto que la eligen bandas de talla mundial para algunas de sus macro-actuaciones, muchas de ellas en el Estadio Olímpico de La Cartuja. Guns And Roses, Extremoduro o Marc Anthony son algunos de los artistas que proyectaron conciertos en la capital andaluza.
Aunque si hablamos de eventos multitudinarios, el gran espectáculo de masas es el fútbol. Y en Sevilla se vive intensamente, pues cuenta con dos grandes clubes como son el Sevilla FC y el Real Betis Balompié, con dos bellos estadios: el Sánchez Pizjuán y el Benito Villamarín, que se pueden visitar mediante sendos tours. Además, el mencionado Estadio Olímpico es elegido en ocasiones para organizar la final de Copa del Rey, así como otras grandes citas deportivas, como fue el Mundial de Atletismo de 1999. Los aficionados al baloncesto tienen como referente el Palacio de los Deportes de San Pablo, donde disputa sus partidos el Coosur Real Betis, antiguo Cajasol o Caja San Fernando.
Y para los más pequeños, no faltan recintos de entretenimiento que les fascinarán. El más importante es Isla Mágica, en La Cartuja, el gran parque de atracciones de la ciudad, con montañas rusas emocionantes, atracciones acuáticas o juegos tematizados para los de menor edad. El Acuario de Sevilla, en el Muelle de las Delicias del río Guadalquivir, es un plan que nunca falla, con más de 400 especies entre las que no faltan los tiburones. La Casa de la Ciencia o CaixaForum también organizan exposiciones y actividades para los más pequeños.
La Gastronomía de Sevilla, un planazo
Cada vez son más los que vienen a Sevilla de turismo gastronómico, atraídos por sus sabores genuinos y la variedad de locales a disposición del público. Hay dos grandes formas de disfrutar de ello: de tapeo en los bares y tabernas de la ciudad o en la mesa de los buenos restaurantes, que abundan en los principales barrios de la capital.
Para el tapeo, las mejores zonas son el barrio del Arenal alrededor de la catedral, el de Santa Cruz, el de Triana o el entorno de la Alameda de Hércules. Algunas de las tapas típicas de Sevilla son los chipirones a la plancha con un toque de salsa ligeramente picante, el serranito (pequeño bocadillo de pollo o cerdo con una loncha de jamón serrano, pimiento verde frito y tomate natural), el pescaíto frito como en otras partes de Andalucía, caracoles en salsa y revueltos variados, como pueden ser gambas, espárragos trigueros o patatas salteadas en huevo.
También se pueden degustar en forma de tapa algunos platos típicos de la ciudad, que encontrarás en las cartas o los menús de los restaurantes tradicionales. Estos platos sevillanos de toda la vida son:
- Gazpacho andaluz: toda una seña de identidad de Sevilla y del turismo gastronómico de Andalucía en general. Esta sopa fría, que se puede servir en vaso o en plato, se compone de tomate, pepino, pan, ajo, vinagre, agua y sal, todo triturado, que se puede decorar al final con unos trozos bien picaditos de esos mismos ingredientes, junto con un chorrito de aceite de oliva virgen extra
- Huevos a la flamenca: con huevos, tomate frito, guisantes, taquitos de jamón y chorizo de guisar. Todo ello cocinado al horno en su característica cazuelita de barro
- Bacalao con tomate: un plato a base de lomos rebozados de este pescado, que se añaden a un guiso con tomate frito, vino blanco, cebolla, pimiento rojo, pimentón dulce y ajo
- Cocido andaluz: un plato humilde de toda la vida, preferiblemente para el invierno, que se cocina como la mayoría de pucheros españoles, es decir, cociendo todos los ingredientes juntos y a la vez. No pueden faltar los garbanzos, las habichuelas, el morcillo, las costillas y el tocino de cerdo para dar mayor sabor. Se admiten patatas, zanahorias, apio y calabazas, así como embutidos y carne de pollo. El caldo se suele tomar como sopa de primer plato
- Pringá: otro plato a modo de puchero, en este caso aún más genuinamente sevillano. Comparte la mayoría de ingredientes que el cocido andaluz, pero en este caso se usan judías verdes y menos legumbres, sin prescindir nunca de los garbanzos. De hecho, el primer plato suele ser el caldo con los garbanzos y las verduras, dejando para el segundos las carnes y embutidos. Lo original es que el segundo plato no se debería comer con cubiertos, sino aplastando, rebañando y pringando los ingredientes con pan, de ahí su nombre (pringar)
- Cola de toro: otro de los platos ancestrales de Sevilla, puesto que podría derivar de la civilización romana presente en la zona. Se cocina con una sabrosa salsa a base de cebolla, zanahoria, pimiento rojo, ajo, pimienta negra, vino tinto, laurel, aceite y sal
- Espinacas con garbanzos: otro de los platos que incluye esta legumbre, ingrediente estrella de la gastronomía de Sevilla. Se trata de un potaje, probablemente de origen sefardí, en cuyo caldo se mezclan pimentón, comino, aceite de oliva, ajo y guindilla. Se debe acompañar de unas generosas rebanadas de pan
INFORMACIÓN ÚTIL PARA VIAJAR A Sevilla
Hay tres cuestiones prácticas que son de especial interés para todo turista: cómo llegar a su destino, cómo moverse por él y qué oficinas ofrecen información. Y Sevilla no es una excepción, por lo que a continuación desarrollamos estos tres puntos.
Cómo llegar a Sevilla
Carreteras: estas son las autopistas principales, que puedes tomar para acceder a la ciudad: A-4: la que viene de Madrid y Córdoba y continúa hacia Cádiz A-92: la que viene de Granada y prosigue hacia Huelva A-66: la que viene de Extremadura, Castilla y León y el norte peninsular SE-30 y SE-40: autopistas de circunvalación que conectan las anteriores autovías entre sí
Estación de tren de Santa Justa: es la más importante, pues alberga las rutas de alta velocidad y larga distancia. El servicio de Cercanías Sevilla se emplea sobre todo para conectar la capital con la provincia
Estaciones de autobús: la de Plaza de Armas es la utilizada para viajes nacionales e internacionales, mientras que la de Prado de San Sebastián funciona como un gran intercambiador, con decenas de líneas urbanas e interurbanas
Aeropuerto: a unos 3 km de la ciudad. Con vuelos desde una decena de comunidades autónomas y una veintena de países
Puerto de Sevilla: aunque la ciudad no tiene mar, sí tiene un importante puerto, pues el río Guadalquivir es navegable hasta la desembocadura en Sanlúcar de Barrameda. Recibe cruceros privados y cuenta con operadores turísticos que llegan hasta Sanlúcar y Coria del Río
Otras formas de moverse por turismo en Sevilla
Una vez en Sevilla por turismo, podrás moverte de diferentes maneras. Por supuesto, en autobús urbano, gestionado por Tussam. También en Metro que, aunque solo cuenta con una línea, pasa cerca del centro en Puerta de Jerez. El coche es una opción más, ya sea en taxi o el vehículo de alquiler, con oficinas en el aeropuerto y las principales estaciones, entre otros lugares.
En la zona 1 de Cercanías hay varias estaciones urbanas, por lo que también es una opción para pequeños desplazamientos y para aquellos que recorren Sevilla por turismo. Además, añadimos la opción de la bicicleta, pues es una ciudad muy adaptada a ella y cuenta con sistema público de alquiler (Sevici), así como muchas tiendas privadas dedicadas a ello.
Por último, quienes vienen a Sevilla por turismo encontrarán diferentes oficinas de información. Aquí puedes acceder a las de carácter municipal, provincial o autonómico.
Transporte en Sevilla Ciudad
Si vas as visitar Sevilla por turismo, podrás moverte de diferentes maneras. Por supuesto, en autobús urbano, gestionado por Tussam. También en Metro que, aunque solo cuenta con una línea, pasa cerca del centro en Puerta de Jerez. El coche es una opción más, ya sea en taxi o el vehículo de alquiler, con oficinas en el aeropuerto y las principales estaciones, entre otros lugares. En la zona 1 de Cercanías hay varias estaciones urbanas, por lo que también es una opción para pequeños desplazamientos y para aquellos que recorren Sevilla por turismo. Además, añadimos la opción de la bicicleta, pues es una ciudad muy adaptada a ella y cuenta con sistema público de alquiler (Sevici), así como muchas tiendas privadas dedicadas a ello.
Oficinas de Turismo en Sevilla
Por último, quienes vienen a Sevilla por turismo encontrarán diferentes oficinas de información. Las hay de carácter municipal, provincial o autonómico, y son estas:
- Oficina del Aeropuerto de Sevilla-San Pablo: Avenida Autopista de San Pablo, Aeropuerto de Sevilla, s/n
- Estación de Santa Justa: Avenida Kansas City, Estación RENFE Santa Justa, s/n
- Oficina turística municipal: Paseo Alcalde Marqués del Contadero, 9. Junto al Parque de María Luisa y el Puente de los Remedios
- Oficina provincial de turismo: Plaza del Triunfo, 1. Junto a la catedral y el Archivo de Indias