Tours y circuitos a Melilla desde Andalucía: información y propuestas

¿Buscas excursiones a Melilla desde Andalucía para descubrir una de las ciudades más desconocidas y sorprendentes de España… incluso para los españoles? Entonces nuestra agencia puede organizar el paquete turístico que necesitas. Este territorio español tiene el estatus de Ciudad Autónoma y posee el interés de todos los destinos turísticos de frontera. Pero en este caso, elevado al cuadrado, pues su ubicación le confiere un carácter especial: en la costa mediterránea del norte de África, rodeada por territorio marroquí, algo similar a lo que ocurre con Ceuta. A ello se suma el encanto de su casco histórico, conocido como Melilla la Vieja, así como otras zonas de interés turístico, como sus playas, su puerto deportivo o su Ensanche Modernista.

En Andalucía Exclusiva nos adaptamos a tus preferencias de viaje para hacerte una propuesta a medida. Con ella disfrutarás del mejor transporte para sacar el máximo provecho a tu tiempo, pero también de otros servicios para conocer sus atractivos turísticos. Si te encuentras de vacaciones en la provincia de Granada, Málaga o en la de Almería, esta escapada encajará como anillo al dedo en vuestro programa. Pero también será una posibilidad a tu alcance si te encuentras en cualquier otro punto de Andalucía. Si quieres conocer más detalles, sólo tienes que contactarnos. Y si quieres conocer ya qué abarcan las excursiones a Melilla, sigue leyendo la información que te brindamos a continuación.

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Melilla se encuentra en el norte de África, en la orilla sur del mar Mediterráneo, y más concretamente en la porción que recibe el nombre de mar de Alborán. Si trazamos una línea imaginaria norte-sur, se encuentra frente a la Costa Tropical (Granada) y a la Costa de Almería. Por ello, el puerto de Motril o el de Almería son los puntos de salida más habituales para estas excursiones a Melilla. Pero también lo son desde Málaga, pues hasta finales del siglo XX tenía consideración de comarca de aquella provincia. No obstante, nuestra agencia puede organizar el viaje desde cualquier otro punto de Andalucía e incluso desde del norte de África (Marruecos y Ceuta), donde nuestra agencia tiene una gran cartera de proveedores.

Melilla tiene frontera terrestre con Marruecos, país que envuelve a la ciudad de 12 km2 desde su lado noroeste hasta el sureste. En este último punto, limita directamente con la ciudad de Beni Ensar, formando prácticamente una misma concentración urbana. Y todo ello se encuadra en la península del cabo de Tres Forcas, cuyo accidente geográfico más destacado es el  monte Gurugú (892 msnm).Su clima es mediterráneo típico (Csa), bastante templado todo el año, aunque en las últimas décadas se ha ido acercando progresivamente al clima típico de áreas semiáridas. También se pueden dar episodios de temperaturas máximas más elevadas en verano por la llegada de vientos sureños procedentes del Sahara. Sus máximas medias más altas se dan en agosto (ligeramente por debajo de los 30ºC) y las mínimas medias más bajas se dan en enero (no llegan a 10ºC). Por tanto, se pueden realizar excursiones a Melilla prácticamente

Para los viajeros españoles, uno de los grandes atractivos de las excursiones a Melilla es conocer la singularidad de esta ciudad autónoma, que es la única del país (junto a Ceuta) situada en el continente africano. Por ello, la diversidad cultural que domina en ella es palpable. Si la convivencia entre diferentes civilizaciones es algo que evocan los principales monumentos y cascos antiguos de Andalucía, en el caso de Melilla se puede apreciar en la actualidad, en primera persona, en vivo y en directo. Y esto no es fruto de la casualidad, sino de una historia muy rica que conviene conocer antes de visitar esta ciudad autónoma.

Melilla en la Antigüedad

Como otras muchas ciudades del Mediterráneo, este territorio fue visitado y conocido por diferentes civilizaciones. Los primeros que realizaron excursiones a Melilla fueron los fenicios, en este caso por motivos comerciales. Era el siglo XVIII a.C y dieron el nombre de Rusadir a este lugar, que se puede traducir como ‘cabo imponente’. Los griegos, que tenían constancia de su existencia, le dieron otros nombres: Metagonium y Akros. 

Siglos después, en el III a.C, este asentamiento formaba parte del imperio púnico o cartaginés, civilización ‘heredera’ de los fenicios. Y cobró especial importancia tras la fundación de Cartago Nova, actual Cartagena, a la que nutría de soldados en las guerras púnicas contra los romanos. Además, las minas de sus alrededores fueron explotadas desde la Antigüedad, como sugieren diferentes hallazgos arqueológicos.

Tras la caída del Imperio cartaginés (siglo II a.C), pasa a formar parte de la Mauritania, territorio formado por tribus de cultura amazigh o bereber. Pero en el cambio de milenio, pasa a manos romanas, encuadrándose en la provincia Mauritania Tingitana. Los restos arqueológicos de esta época son abundantes en la ciudad, especialmente los hallados en el cerro de San Lorenzo. Los interesados en ello pueden aprovechar las excursiones a Melilla para visitar el Museo de Historia-Arqueología, donde se pueden contemplar estas y otras piezas antiguas.

Melilla en la Edad Media

Con la caída del Imperio romano (siglo V d.C), las conquistas bárbaras también llegaron a la antigua Rusadir: en este caso, los vándalos germánicos. Al siglo siguiente (siglo VI), pasó a manos del Imperio bizantino, y una centuria después (mediados del siglo VII) cayó bajo dominio visigodo.

Pero a comienzos del siglo VII se produce un momento aún más importante: la conquista islámica omeya, en su progresión fulgurante desde Damasco hasta Al-Andalus. Se creó entonces un pequeño emirato del que formó parte Rusadir, que cambió de nombre, adaptando la denominación bereber anterior: un vocablo que acabó derivando en Mliliat y que significaba ‘La Blanca’.

En el siglo X, durante el esplendor del Califato Omeya de Córdoba, esta ciudad se situó bajo su dominio. Y tras la caída de esa entidad política, se convirtió en una taifa (siglo XI), conquistada posteriormente por los sucesivos imperios del norte de África: almorávides (siglos XI-XII), almohades (siglos XII-XIII) y benimerines o meriníes (siglos XIII-XV), estos últimos con capital en Fez y en constante disputa con el reino ziyánida de Tremecén.

Melilla bajo dominio español

En 1497 se produce el episodio más trascendental en la historia de Melilla: la conquista cristiana de la ciudad por parte de las tropas de Pedro de Estopiñán al servicio de la Corona de Castilla, en el contexto de su política expansionista por mar, como también hacía Aragón y Portugal. Estupiñán estaba al servicio de la casa ducal de Medina Sidonia, que asumió su control arrebatándoselo al nuevo sultanato wattásida con capital en Fez. Medio siglo después, estos territorios quedaron definitivamente bajo dominio de la Corona, a mediados del siglo XVI.

Es entonces cuando comienza a construirse la gran ciudadela, lo que hoy conocemos como ‘el Pueblo’ o Melilla la Vieja, que es el gran atractivo histórico-artístico de las excursiones a Melilla. Es un recinto fortificado sobre la roca en la que se habían asentado todas las civilizaciones anteriores, desde la antigua Rusadir. En los siglos posteriores, siempre bajo dominio español, fue reformada para mejorar su carácter defensivo, pues los sucesivos sultanatos (saadíes, alauitas) nunca reconocieron la soberanía española de Melilla. Y así quedó patente con diferentes ataques durante las siguientes centurias, como el de Muley Ismaíl a finales del siglo XVII o el Sitio de Melilla en 1774-1775.

Las hostilidades continuaron también en el siglo XIX, en especial con la Primera Guerra de Marruecos (1859-1860), resuelta con el Tratado de Wad-Ras, que declaraba a España vencedora y confirmaba una curiosa cláusula acordada un año antes para trazar los límites territoriales de Melilla: la línea divisoria la marcaría el alcance de los disparos del cañón El Caminante, con el fin de asegurar un espacio de seguridad suficiente a esta plaza militar española. Se detonó en 1862 y el resultado fueron 3.060 metros desde el Fuerte Victoria. Sin embargo, eso no evitó que los encontronazos entre las tropas de Melilla y las desplegadas en el Rif siguieron siendo constantes, como en la Guerra de Margallo (1893-94).

El siglo XX fue también una centuria clave y convulsa para la configuración de la ciudad tal y como la conocemos en la actualidad, como se puede comprobar en las excursiones a Melilla. La Segunda Guerra de Marruecos tuvo lugar en las primeras décadas del siglo, ocupando buena parte de la atención mediática del país y teniendo a Melilla como uno de los enclaves principales. Era la reacción de las tribus del Rif en oposición al establecimiento del Protectorado Español en el norte de Marruecos, del que Melilla no formaba parte, por ser ya territorio bajo soberanía española. Este protectorado estuvo vigente durante la II República y hasta bien entrada la dictadura del general Francisco Franco (1957), aunque la disolución de esa entidad política no afectó, por tanto, a Melilla. 

Melilla, desde la Transición a la actualidad

Con la llegada de la democracia a España, Melilla votó ampliamente a favor de la Constitución de 1978, con un 88,9% de aprobación, en línea con la media española (88,5%). En los siguientes años, la ciudad fue una comarca administrativa de la provincia de Málaga, pero en 1995 aprobó su Estatuto de Autonomía.

Actualmente, uno de los aspectos que más llama la atención en las excursiones a Melilla es la enorme diversidad cultural que se aprecia en cada rincón. De hecho, de los más de 80.000 habitantes censados en la ciudad, se calcula que algo menos de la mitad son melillenses nativos de religión católica, o bien con origen peninsular. Y un porcentaje similar lo configuran las personas de confesión musulmana, ya sean melillenses con raíces rifeñas o inmigrantes marroquíes. Además, hay numerosas minorías que completan este mapa cultural, entre los que destacan argelinos y chinos, en aumento en los últimos años. Mención especial merece la comunidad judía, sobre todo sefardíes descendientes de familias expulsadas en tiempos de los Reyes Católicos: se calcula que su población ronda el millar, aunque por motivo de la aliyá hacia Israel su población ha ido decreciendo desde mediados del siglo XX, cuando se calcula que rondaba los 7.000. La población de religión hindú también tiene forma una pequeña pero visible comunidad.

La economía de Melilla se centra principalmente en el sector servicios, con un peso muy importante de las actividades relacionadas con las Administraciones Públicas, pues hay una fuerte presencia del Estado español en la ciudad. Tiene consideración de puerto franco, lo cual lo convierte en un foco de intercambio comercial de mercancías. La ciudad, además, tiene un tratamiento fiscal especial: carece de IVA y a cambio tiene un impuesto local equivalente (IPSI), aunque con un tipo impositivo menor y destinado a financiar directamente a la administración melillense. Se calcula que un tercio del presupuesto local se nutre por esta vía.

En las últimas décadas Melilla ha experimentado un fuerte crecimiento de su PIB, aunque  eso no se ve reflejado en un aumento similar del PIB per cápita, debido a que también ha experimentado un gran incremento de la población: unas 20.000 personas más en el presente siglo. Eso hace que la renta per cápita sea inferior a la media española, a pesar de que cerca de un tercio de los profesionales de la ciudad son funcionarios de alto rango o miembros de las fuerzas de seguridad del Estado, y por tanto de nivel medio-alto. 

Por lo que respecta al turismo, su peso en la economía local es más bajo que en otras regiones, como Andalucía. Se calcula que alrededor de 60.000 personas pernoctan cada año en esta ciudad, a lo que habría que sumar aquellos visitantes que se limitan a realizar excursiones a Melilla en el mismo día, sin hacer noche aquí. No obstante, la tendencia de los últimos años es de aumento en el número de turistas, atraídos por el ambiente tan particular que reina en la ciudad y por los atractivos monumentales que posee, como los que te mostramos en los siguientes apartados.

Además de su interés como ciudad fronteriza y como laboratorio de convivencia de culturas, muchos son los que realizan excursiones a Melilla puesto que su casco antiguo es, sencillamente, bonito e histórico. Y esos son precisamente los ingredientes que mueven a muchos turistas a viajar. A continuación te mostramos las zonas de mayor atractivo para quienes visitan esta ciudad autónoma.

Melilla la Vieja

Por la continua disputa de la que ha sido objeto durante todos estos siglos, es lógico que los lugares más prominentes y destacados de Melilla la Vieja estén dominados por construcciones militares y defensivas. De hecho, se trata de una gran ciudadela de 2.000 metros de longitud, en cuyo perímetro se identifican cuatro recintos amurallados. Paseando por la zona, entrarás en unos y saldrás de otros, casi sin darte cuenta de que sus estilos y periodos cambian, aunque están separados entre sí por fosos o cortaduras, resultado de una permanente labor de construcción, reconstrucción y adaptación a los nuevos tiempos. Pero a modo orientativo, estas son las construcciones más destacadas de esta gran ciudadela, haciendo un recorrido de este a oeste:

Primer Recinto Amurallado

Primer Recinto Amurallado: recibe este nombre porque es el más antiguo de los levantados, pues sus estructuras se construyeron entre los siglos XVI y XVIII. Por tanto, abarca principalmente edificios de gusto renacentista, proyectados por ingenieros italianos en muchos casos. Se ubica en el promontorio rocoso, inexpugnable de manera natural por sus escarpados acantilados. Alberga buena parte de los edificios de interés histórico-artístico, entre los cuales se pueden citar:

    • En su perímetro, las murallas de sus cuatro frentes: de Levante, de la Marina, de Tierra y de Trápana
    • En su interior, el hospital y botica de San Francisco, el Hospital del Rey o los edificios de su Gobierno Militar
    • La Iglesia de la Purísima Concepción, que es la más antigua de la ciudad autónoma (mediados del siglo XVI), donde se encuentra la talla de Nuestra Señora de la Victoria, patrona de la ciudad
    • Capilla de Santiago, que puede presumir de ser el único edificio gótico de todo el continente africano, por lo que es uno de los monumentos más importantes de las excursiones a Melilla
Segundo Recinto Amurallado

Con estructuras de los siglos XVII y XVIII, se adentra en el istmo, entre el Primer y el Tercer Recinto Amurallado. La mayor parte de su espacio lo ocupa la Plaza de Armas, pero también cabe citar el Foso de Hornabeque, el Baluarte de San Pedro Alto o la Puerta de la Victoria.

Tercer Recinto Amurallado

Situado más al oeste que el anterior, tiene la particularidad de que se asienta en parte sobre la antigua alcazaba árabe. Destaca el Baluarte de las Cinco Palabras, que recibe este nombre porque esa era la cantidad de palabras que pronunciaban aquí los reos antes de ser fusilados, las cuales serían el comienzo del Credo: “Creo en Dios, Padre Todopoderoso…”

Cuarto Recinto Amurallado

El último de ellos y el más occidental, ubicado en la llamada zona del Cubo, a una altura superior. Su construcción responde a una estrategia defensiva del siglo XVIII: se pretendía evitar que aquí se asentaran enemigos que pudieran hostigar la ciudad de Melilla por medio de moderna artillería. Y precisamente por ser un lugar adecuado para los cañones, desde aquí disparó El Caminante en 1862 para delimitar las fronteras de la ciudad, por lo que también es otro lugar muy visitado durante las excursiones a Melilla. Se compone principalmente de los Fuertes de las Victorias y del Fuerte del Rosario

Y entre el Segundo y el Tercer Recinto Amurallado, concretamente entre los baluartes de San Pedro Alto y de las Cinco Palabras, se abre la Ensenada de los Galápagos, uno de los rincones de mayor encanto en Melilla la Vieja: una pequeña playa urbana flanqueada por estas construcciones militares a modo de abrazo, en el que surge una pequeña zona de baño con arena dorada y aguas cristalinas.

Otro lugar de interés que puede formar parte de las excursiones a Melilla es el Faro y su correspondiente Paseo, que ofrece unas vistas panorámicas de la zona sureste de la ciudad, con el Puerto de Melilla dominando la escena. La vista llega también a las playas melillenses e incluso a la vecina Beni Ensar. 

Por lo que respecta a las visitas culturales recomendables en Melilla la Vieja, cabe citar el Museo Histórico Militar de la ciudad, situado en el Baluarte de la Concepción, del Primer Recinto Amurallado. Aquí se hace un repaso a la azarosa historia de este enclave, con maquetas que recrean su fisonomía pasada. Otro de los objetos de mayor valor es el cañón Calabrino, coetáneo al mencionado El Caminante. Además, la colección es rica en mapas, como el efectuado para delimitar los límites de la ciudad.

Por supuesto, no es el único museo de la ciudad, ni siquiera el único situado en Melilla la Vieja. También cabe citar el Museo de Historia-Arqueología, situado en la Plaza de la Maestranza del Primer Recinto Amurallado. Ocupa dependencias de lo que fueron los Almacenes de Peñuelas y es un lugar muy interesante para conocer piezas recuperadas en excavaciones arqueológicas: muestras del yacimiento neolítico de El Zafrín (Islas Chafarinas), ánforas romanas o monedas de época cartaginesa. También hay recreaciones con fines didácticos, como un enterramiento mauro o una maqueta de Melilla la Vieja. 

En este mismo edificio se encuentra también el Museo Etnográfico, dedicado principalmente a dos de las comunidades más importantes en el pasado y en el presente de la ciudad: la judeo-sefardí y la bereber o amazigh. Objetos cotidianos, muestras de artesanía y otras piezas de interés aparecen a los ojos de quienes visitan este espacio como parte de sus excursiones a Melilla.

El Ensanche de Melilla

Además de visitar ‘el Pueblo’, durante las excursiones a Melilla es también recomendable visitar el Ensanche o ‘Melilla la Nueva’. Así se conoce a la zona moderna y modernista de la ciudad, situada al suroeste de los recintos amurallados. La plaza que une ambos entornos es la Plaza de las Culturas y, por tanto, es también un buen lugar para iniciar el recorrido por esta parte sorprendente de la ciudad autónoma. De hecho, Melilla se considera uno de los mejores exponentes del arte modernista español, por detrás de Barcelona, y el más destacado de todo el continente africano. 

Y no por casualidad: a partir de finales del siglo XIX, Melilla experimentó un gran crecimiento urbano y demográfico, como consecuencia del establecimiento definitivo de los límites de la ciudad y por el refuerzo militar y administrativo de la zona en el contexto geopolítico del Protectorado Español de Marruecos. Una de las figuras centrales de esta corriente artística fue Enrique Nieto y Nieto, miembro de la Escuela de Barcelona y seguidor del gran Lluis Doménech y Montaner. 

Durante las excursiones a Melilla, es habitual contemplar numerosas obras de este arquitecto, como  la Antigua redacción de El Telegrama del Rif, la sede de Muebles La Reconquista  y sus Grandes Almacenes, la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación, el Antiguo Economato Militar y palacios señoriales como la Casa David J. Melul, la Casa de José Zea y Manuel Alvadalejo, la Casa José García Álvaro y la Casa Juan Montes Hoyo, entre otros ejemplos. En ellos se puede apreciar el gusto por la ornamentación floral y los trabajos de forja. Otro de sus grandes edificios, es el Palacio de la Asamblea o Ayuntamiento, en este caso obra tardía y más propia del art decó imperante en Europa en los años 30.

Otro nombre destacado del modernismo melillense es Emilio Alzugaray, que proyectó edificios tan importantes como el Colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, la Casa de las Fieras, la Casa de Salomón Cohen, la Casa de José Morely o la elegantísima Casa de la Viuda de Samuel Salama.

Coexistiendo con el modernismo hay también abundantes muestras de otros estilos de la época, obras de otros arquitectos importantes para la ciudad como Eusebio Redondo o José de la Gándara. Entre estos estilos está el eclecticismo y el historicismo, mezclando elementos de diferentes épocas y tradiciones artísticas. En este sentido, se pueden citar el edificio Metropol, la Autoridad Portuaria de Melilla, la Casa de los Cristales, el Mercado del Polígono y construcciones religiosas como la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Se trata además de un estilo que también se utilizó para construcciones militares, como es el caso de los fuertes exteriores: Fuerte de Camellos, Fuerte de Rostrogordo, Fuerte de Cabrerizas Altas y Fortín de Reina Regente, de aire neomedieval y levantados durante el contexto bélico de finales del siglo XIX y principios del XX.

De estilo neobarroco andaluz es la Plaza de Toros de Melilla, conocida como la ‘Mezquita del Toreo’, que es una de las nueve existentes en África y único coso taurino en activo del continente. Y la arquitectura industrial tiene también otro ejemplo destacado en el Cargadero de mineral, de hormigón armado y en pleno puerto.

La mayoría de estos edificios se ubican en calles amplias, regulares y simétricas, propias de los ensanches urbanísticos de finales del siglo XIX y principios del XX. Y como es de esperar en un proyecto de esta envergadura, también hay espacio para grandes plazas y parques. Entre los primeros, destaca el Parque Hernández, en el lugar por el que pasaba el Río de Oro, desviado hace un siglo. En él llaman la atención sus imponentes palmeras, pero también sus yucas gigantes y otros árboles de gran porte. Y entre las segundas, cabe citar la mencionada Plaza de las Culturas, la Plaza de España o la coqueta Plaza de Menéndez Pelayo.

Otros lugares de interés en Melilla

Durante las excursiones a Melilla, es posible conocer otros espacios de interés, que atraen los flashes de ciudadanos locales y de turistas. Uno de los polos de atracción de la ciudad actual es el área formada por las Torres V Centenario y el Puerto Deportivo Noray. En el primer caso, se trata del edificio contemporáneo más representativo de la ciudad, cuya silueta domina el skyline melillense. Y a sus pies se ubica el puerto, lugar de atraque de embarcaciones de todos los tamaños y niveles, especialmente los de lujo. 

Otro de los atractivos de la ciudad es su rico y variado patrimonio escultórico, que logra su objetivo de embellecer las calles de la ciudad. Entre las estatuas en bronce o piedra repartidas por Melilla se pueden citar el Monumento a los Héroes y Mártires de las Campañas en el centro de la Plaza de España, el gran Reloj Solar con la estatua del dios Chronos en la Plaza del Primero de Mayo, la del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente en el Parque Hernández, la de Cervantes y don Quijote en la Plaza Menéndez Pelayo o la de Pedro Estopiñán y Virués, en la plaza homónima del Frente de Tierra.

Como venimos comentando, uno de los grandes atractivos de las excursiones a Melilla es la multiculturalidad de la ciudad. Y una forma de descubrirlo es visitando sus edificios religiosos. La Ruta de los Templos no sólo abarca las iglesias y capillas cristianas, a las que hemos hecho mención más arriba, sino también a los recintos sagrados de las otras tres grandes religiones presentes aquí. Por ejemplo, la Mezquita Central o Zawiya Al-Alawiya de culto sufí, que es además uno de los mejores ejemplos de la arquitectura ecléctica. La Sinagoga de la Luz Santa o Or Zoruah es una de las obras maestras del mencionado Enrique Nieto, con reminiscencias de estilos califales y nazaríes. Y aunque minoritaria, la comunidad hindú también tiene su edificio de culto, el Mandir, que además es salón de reunión para sus fieles. En su interior hay numerosas efigies de santones y gurús y, gracias a que es una religión de actitud sincretista, también es posible encontrar imágenes de Jesucristo.

Por último, si nos alejamos un poco de la ciudad, es posible conocer lugares de interés que nos dan otra perspectiva de Melilla, como es el caso del Mirador del Barranco del Quemadero, desde donde se divisa también la costa marroquí y las aguas cristalinas del Mediterráneo. 

Playas de Melilla

Lógicamente, quienes realizan excursiones a Melilla desde Andalucía encontrarán numerosas y estupendas playas en la Costa del Sol, la Costa de la Luz, la Costa de Almería o la Costa Tropical de Granada. Sin embargo, esta ciudad autónoma española cuenta también con interesantes zonas de baño, repartidas a lo largo de 2 kilómetros de litoral al sur de la ciudadela o Melilla la Vieja.

De hecho, algunas de ellas recibieron en 2020 un reconocimiento a su calidad a través de sendas Banderas Azules. En concreto, la de Hipódromo-Los Cárabos, La Hípica, la Ensenada de los Galápagos y la de San Lorenzo. Todas ellas, salvo la de los Galápagos, están situadas al sur del puerto y están separadas por grandes espigones. Se caracterizan por sus arenales amplios y por su arena fina y dorada.

Otras playas o zonas de baño son las del Aguadú, las Horcas Coloradas, la Alcazaba y Trápana. Las dos primeras, están al norte de Melilla la Vieja y son pequeñas y de difícil acceso por su entorno rocoso y vírgen. Y las otras dos se ubican entre los fuertes y baluartes de los recintos amurallados de Melilla la Vieja, al igual que la Ensenada de los Galápagos.

Naturaleza de Melilla

Debido a sus dimensiones reducidas, Melilla (de unos 12 km2) cuenta con áreas naturales limitadas, pero no carece de ellas: cuenta con dos espacios protegidos con la figura de Lugares de Importancia Comunitaria. El lugar más interesante desde el punto de vista del turismo de naturaleza son los cortados del Aguadú, situados al norte de la ciudad autónoma. Se trata de un espacio marítimo-terrestre, de gran belleza por su perfil rocoso y accidentado, en cuyos pies se forman pequeñas calas y zonas de baño. Es un hábitat perfecto para aves nidificantes, como la gaviota de audouin. Y en su fondo marino, la biodiversidad es aún mayor, destacando el molusco lapa herrumbrosa, abundante aquí pero declarado en peligro de extinción por su escasez en otros ámbitos. Los fondos coralinos son también de gran importancia.

El otro LIC es el Barranco del Nano, en el extremo noroeste del territorio melillense, donde crece la conífera aarar, típica de los bosques del Atlas. Sin embargo, este espacio ha sido tradicionalmente maltratado y está en proceso de regeneración, por lo que de momento las excursiones a Melilla no suelen abarcar este espacio.

Y quienes deseen realizar una experiencia de aventura natural más intensa y completa, pueden pasarse al lado marroquí para visitar otros entornos de enorme interés medioambiental. Principalmente, el Monte Gurugú, en el que se ha creado un Parque Natural. Sus habitantes más icónicos son los monos de Berbería y aquí también se hallan las ruinas arqueológicas de Tazuda, de época romana. Otra opción interesante es recorrer el Cabo de las Tres Forcas, un enorme saliente de tierra prácticamente vírgen, que supone un balcón inmejorable para deleitarse con la inmensidad del mar Mediterráneo. Si estás interesado en explorar esta opción, contacta con nosotros, pues Andalucía Exclusiva también cuenta con una dilatada experiencia en viajes y circuitos por Marruecos, así que te ayudaremos a realizar todos los trámites necesarios para cruzar la frontera.

Como ves, durante las excursiones a Melilla hay mucho que ver. Pero además de realizar visitas turísticas por ‘el Pueblo’, la Melilla modernista y los alrededores de la ciudad, también encontrarás otras formas interesantes de pasar tu tiempo aquí. El entorno del Puerto Deportivo Noray es probablemente el más animado y recomendable en lo que a ocio nocturno se refiere, con los principales locales de la ciudad. Además, a los pies de las Torres V Centenario se encuentra el Gran Casino de Melilla, lugar de encuentro para los aficionados a los juegos de azar.

El Puerto Deportivo es también el gran referente para los deportes náuticos, puesto que cuenta con su propio club de navegación, así como asociaciones y empresas profesionales en sus instalaciones. Cuenta con más de 300 amarres y admite barcos de hasta 24 metros de eslora. Aquí también se pueden realizar actividades acuáticas como motos de agua, o bien partir hacia otros puntos para practicar buceo o pesca. Además, destaca la Semana Náutica a principios de agosto, un gran evento que organiza numerosas regatas pero que va más allá de lo deportivo, convirtiéndose en el gran evento social del verano en esta ciudad.

Por supuesto, también se pueden aprovechar las excursiones a Melilla para degustar su exquisita y sorprendente gastronomía, que muestra mejor que cualquier otra expresión cultural el mestizaje de la ciudad autónoma. Te sorprenderá ver que en algunos locales se toman los churros con té y sentirás la explosión sensorial de la riqueza de especias en sus establecimientos. Además, es una de las mejores ciudades para degustar los pinchos morunos, herederos del kebab, pero con carne de cerdo o pollo adobado, en vez de cordero. Pero sin duda, no deberías aprovechar la ocasión para probar sus fabulosas propuestas en pescado y mariscos: chanquetes fritos, coquinas, angulas de Larache, langostinos de la Mar Chica…

Y en lo que a compras se refiere, es habitual emplear tiempo de las excursiones a Melilla para darse una vuelta por el Ensanche a la búsqueda de artículos originales y difíciles de encontrar en la península: si bien hay representación de las grandes franquicias de moda y complementos, lo más llamativo serán los pequeños comercios en los que se puede apreciar la influencia de la artesanía bereber para lograr un exotismo sin igual, con especial mención a los productos hechos en cuero, tapices y cerámica.

Información Práctica

Nuestras excursiones a Melilla emplean el medio de transporte preferido por cada cliente, dentro de las posibilidades que ofrece esta ciudad autónoma por tierra, mar y aire. A continuación detallamos todas ellas, aunque si contratas tu paquete turístico con nosotros no tendrás que preocuparte de este tema, pues te recogemos en la puerta de tu alojamiento y te llevamos de vuelta a él, si así lo deseas.

 

steering wheel

Por tierra: la ciudad autónoma tiene varias entradas por tierra, aunque la mayoría están restringidas a residentes, trabajadores o alumnos escolares. Quienes vengan en excursiones a Melilla desde Marruecos, deberán utilizar el paso fronterizo de Beni Ensar.

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Barco: el puerto de esta ciudad autónoma es muy dinámico, tanto para el tráfico de mercancías como para el de pasajeros. Por ello, es posible organizar excursiones a Melilla desde Andalucía, partiendo de cualquiera de los puertos con conexión directa. Es decir, Almería, Málaga y Motril (Granada), con ferries diarios.

departures

Avión: la ciudad de Melilla tiene su propio aeropuerto, con conexión desde varias comunidades autónomas diferentes. Andalucía es la que más rutas ofrece, pues es posible despegar desde Almería, Granada, Málaga y Sevilla. También llegan vuelos desde Canarias (Gran Canaria), Cataluña (Barcelona), Comunidad de Madrid e Islas Baleares (Palma de Mallorca). En cambio, no tiene rutas con otros países, ni siquiera con el vecino Marruecos. Helicóptero: la conexión aérea no se limita al avión, pues al aeropuerto de Melilla se puede llegar en helicóptero desde otros helipuertos. Por ejemplo, desde la vecina ciudad autónoma de Ceuta. Pero también en rutas privadas desde la otra orilla del mar Mediterráneo.

Las excursiones a Melilla que organiza Andalucía Exclusiva prevén todos los detalles del viaje, y en ello se incluyen los transportes por la ciudad autónoma. En este sentido, puedes moverte con nuestro taxi privado o minivan con chofer, para que puedas trasladarte cuándo y dónde quieras. En cualquier caso, debes saber que en la ciudad funcionan siete líneas de autobús que conectan los principales puntos de Melilla y tienen unas frecuencias que oscilan entre los 20 y los 40 minutos. También cuenta con una abundante flota de taxis, que conectan el puerto con los pasos fronterizos y otros lugares estratégicos.

Por último, la oficina de turismo también puede brindar un servicio interesante a quienes hacen excursiones a Melilla de una o varias jornadas. Se ubica en la Plaza de las Culturas nº1.