ECONOMÍA EN Andalucía
La economía Andaluza: un motor diésel en España
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UN MOTOR PARA ESPAÑA, LA ECONOMÍA EN Andalucía
Debido a su gran población (la más numerosa de España) y a su gran extensión (la segunda región más grande después de Castilla y León), la economía de Andalucía es un gran motor para el conjunto del Estado español. En concreto, el tercero: esta comunidad autónoma aporta aproximadamente el 13% al PIB total del país, solo por detrás de la Comunidad de Madrid y Cataluña. Y dentro de Andalucía, la provincia que más peso tiene es Sevilla, con cerca del 24% del PIB regional, seguida de Málaga, con cerca del 20%. En el otro extremo, Jaén y Huelva se presentan como las menos dinámicas, con aproximadamente un 7% y un 6%, respectivamente.
Andalucía es una región fundamental en algunos sectores estratégicos de España, tanto a nivel interno como a nivel externo. Por ejemplo, la agricultura, que aquí tiene mayor peso que en otras regiones españolas. De hecho, algunos de los productos estrella de España, que se exportan en cantidades ingentes a otros países, se cultivan y producen aquí, como es el caso del aceite de oliva y los alimentos de huerta (frutas y verduras). Las provincias de Jaén y Almería son particularmente importantes en este sentido. El sector primario, en todo su conjunto, aporta cerca de un 5% al total de la economía de Andalucía, lo cual puede parecer poco, pero es mucho más que otras regiones occidentales, donde este sector se ha reducido a la mínima expresión.
El sector que nos ocupa, el turismo, ocupa también un lugar destacado dentro de la economía de Andalucía y de España en su conjunto. Recordemos que, técnicamente, el gasto realizado por turistas extranjeros en suelo español tiene los mismos efectos que una exportación comercial. Y en este sentido, Andalucía exporta mucho: es la cuarta comunidad autónoma que más visitantes extranjeros recibe, solo por detrás de las comunidades insulares (Canarias y Baleares) y de Cataluña. En concreto, en torno al 13% de los turistas que recalan en España lo hacen en Andalucía.
Por su parte, el sector industrial también ha gozado históricamente de mucho peso en la economía de Andalucía, principalmente por la transformación de minerales. En la actualidad, esto va decreciendo, pero todavía hoy destaca por su producción metalúrgica y química, así como la elaboración de vidrio, cerámica o cemento, entre otros. Además, está empezando a explotar su gran potencial en energías renovables, en particular la energía solar y la eólica, con enormes huertos y campos de producción.
Por último, merece una especial mención el gran peso que tiene, en materia de empleo, la Administración Pública dentro del conjunto de la economía de Andalucía. Al menos en términos cuantitativos, pues es la comunidad con mayor número de funcionarios de las tres Administraciones (local, autonómica y estatal), aunque no lo es en proporción al número de habitantes, pues otras regiones como Madrid tienen una ratio superior.
Si en el apartado anterior hacíamos mención a algunas de las claves ‘macro’ de la economía de Andalucía, a nivel de microeconomía se aprecian algunas disfunciones de compleja solución. En primer lugar, el paro, pues esta comunidad autónoma suele mostrar cifras de desempleo por encima de la media española (entre 5 y 10 puntos más).
Tampoco son más halagüeñas las cifras relativas al poder adquisitivo de los andaluces (unos 18.500€), que suele ser inferior al de la media de sus compatriotas (unos 25.000€ anuales). Y es especialmente doloroso si se compara con madrileños (33.800€), vascos (33.000€), navarros (30.900€) y catalanes (29.900€), según datos del INE para 2017.
No obstante y a pesar de todo lo comentado aquí, se puede decir que en Andalucía se vive bien. Y esto es así porque, a pesar de que los salarios son más bajos y las cifras de paro son más altas que la media española, el coste de la vida es también más bajo. Según recientes estudios, si 100 puntos representan la media del coste de la vida en España, en Andalucía la cifra es 88 aproximadamente, mientras que en otras regiones como Madrid o Cataluña, esa cifra es superior a 110. Y eso, de cara al turista, se traduce en servicios más baratos, tanto en hostelería como en transporte y otras cuestiones relacionadas con el viaje.